POR ALEJANDRO SANTANA
Y para qué está la policía; estos policías no trabajan, cuando ocurre en robo en un sector, no aparece un policía; la policía apresa a los ladrones y lo suelta, parece que le dan “cuarto”.
Y qué diablos, hacen los fiscales de aquí, soltando a los ladrones; a mi hijo lo pusieron en libertad, pero tuve que soltar unos cuartos, los fiscales no investigan, sueltan a cualquier delincuente.
Y esos jueces, esos sí que son desgraciados, hay que darles mucho dinero para que resuelvan un caso, o condenen a un delincuente; “pa yo logra” que metieran en la cárcel al que mató a mi hijo, tuve que aflojar, un “bojote peso.
Esas son parte de las quejas que se escuchan entre los ciudadanos que por una razón u otra han tenido que lidiar con jueces, la policía o los fiscales.
Los tres actores fundamentales en el combate a la delincuencia, son mal valorados, carecen de confianza ciudadana.
Qué, está pasando, tienen razón los que se quejan de la policía, o los que se quejan de los fiscales y jueces, es difícil para un periodista establecer responsabilidades.
Pues, todas esas quejas les llegan, pero de manera irresponsable, nadie quiere asumir responsabilidad de lo que quiere denunciar.
Voy a referir el caso de un fiscal, de hace unos 15 años, que tenía un hermano que hablaba con los familiares de detenidos, les solicitaba dinero a nombre del incumbente para soltarlo.
Todo marchaba bien hasta que este se dio cuenta, pues alguien le reclamó que habiéndole enviado dinero había, enviado a su pariente a juicio.
Y se dé casos que llegan arreglados ante los jueces y ha estos no les queda más remedio que dictar orden de libertad, muchas veces por lo descabellado de las acusaciones.
Otras por las características del acusado, y esto ocurre mucho en asuntos de drogas, se envía ante un juez a un pobre diablo
acusado, de narco tráfico, y el juez al verlo pues lo deja en libertad.
Habría que destacar que el caso es complejo, la policía apresa a delincuentes o ,a acusados de cometer robos, tienen acusadores, los recibe el fiscal, se lo presenta a un jueves y este aplica media, tres meses.
Pero que pasa, en una medida de revisión, este sale en libertad, pero eso cuesta dinero a los parientes, una es que pagan al acusador para que se contradiga y el juez, lo deja en libertad.
Para eso hay que aflojar dinero, y ya no es a la policía, pues ya salió de las manos de la uniformada que lo entrego a un fiscal.
En esto, los abogados, juegan un sucio papel, gestionan dinero para ellos y supuestamente para fiscales y jueces y no hay manera de probar eso.
En ocasiones uno sabe a qué mano llegó el dinero, pero desconoce si realmente se corrompe a jueces y fiscales, pues hay mucha deshonestidad en el sector justicia.
Un juez es un ser humano, con el cual uno tiene una buena amistad y eso es aprovechado por muchos para negociar libertades, recibiendo dinero, pero el juez no recibe nada, en su nombre se extorsionó.
A la luz de la lógica y de la verdad, es hasta difícil establecer con acierto a cual, de los tres actores se compra, pero las anomalías están ahí y en silencio siempre habrá acusaciones.
Pero por irresponsabilidad el pueblo seguirá padeciendo los actos delincuenciales, los familiares afectados hablan en boca de botella, pero no tienen la responsabilidad para identificar a los corrupto, culpables con sus acciones del grado de delincuencia que nos arropa.
Ahora a la luz de la lógica, hay que destacar que la policía apresa y entrega al fiscal, el fiscal instrumentará un expediente conforme a lo que les llegue y le envía a un juez que decidirá de acuerdo a lo que le llegue.
El esquema es delicado y complejo, y parece necesario que surja un cuarto actor en el combate a la delincuencia, un profesional con la honestidad probada para investigar y hacer las recomendaciones a la luz de los hechos.
Mientras, seguiremos quejándonos, de la policía que es la que tiene que lidiar en las calles con la delincuencia, es la que debe apresar y tramitar al siguiente actor.