Dos trabajadores con coraje protagonizaron el sábado uno de los actos de puro heroísmo al salvar a dos niños y una mujer atrapados en un incendio.
Juan Bautista Sánchez y Ángel Suero García, se percataron de que dos niños y varios adultos estaban a punto de lanzarse al vacío desde el piso 13, desesperados porque las llamas los cercaban.
Los dos obreros cruzaron al edificio del siniestro, lograron abrirse paso y subir hasta el piso donde estaban los niños y con sábanas y cuerdas que improvisaron en el momento, sujetaron y bajaron hasta otro piso más seguro a los dos menores y a una mujer adulta.
No habían llegado todavía los bomberos para rescatar a los atrapados y sofocar el incendio, pero estos dos hombres sintieron la llamada del servicio y acudieron a auxiliar a personas en peligro, un gesto que no se ve muy a menudo en una sociedad donde la solidaridad humana no es tan abundante, como sería lo deseable.
Ellos son dos auténticos héroes, pues expusieron sus propias vidas para salvar las de otros a los que ni siquiera conocían ni con los cuales tenían vínculos de ningún tipo. Con este acto de heroicidad han sentado un ejemplo de lo que vale el servir a los demás, sin pretender recompensas.
Pero es de justicia que la sociedad, de alguna u otra manera, le muestre gratitud a estos dos excelentes voluntarios a fin de que su reconocimiento sea fuente de estímulo para que los demás ciudadanos den el todo por el todo a favor del prójimo, en cualquier situación de emergencia, peligro o necesidad imperiosa.