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sábado, 15 de junio de 2013

OPINION: Asesinato de cadete López en el Peñón

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POR JOSE ALCANTARA
Para Ecos del Sur

A comienzo de 1970, Barahona vivía momentos de tensión debido a los diferentes acontecimientos políticos que  venían sucediendo para impedir la reelección del presidente déspota Joaquín Balaguer, quien junto a su aparato militar, tenia al pueblo sometido a la más violenta ola de terror, donde solo imperaba el apresamiento, la tortura y el asesinato contra jóvenes y personas mayores, no importando si estos fueran hombres o mujeres.
Además los padres y las madres de los miembros del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y de la Línea Roja del 14 de Junio (1J4), vivían en constante asedio por parte del Servicio Secreto de la Policía Nacional y los Chivatos o informantes, quienes en actitud de provocación allanaban las residencias de ellos sin la presencia de las autoridades judiciales.

Unos días antes, en el sector de Villa Estela, el día 23 de diciembre, los Comandos Revolucionarios Clandestinos (CRC) habían fusilado al chivato Porfirio Terrero (Portino), el más agresivo calie de la policía. Ese hecho puso a los demás informantes  y a los dirigentes del Partido Reformista a la defensiva, reuniéndose con el coronel de la policía nacional José Paulino Reyes de León,  quienes le manifestaron su respaldo al oficial asesino ante cualquiera de las acciones que tomara para evitar el avance del comunismo.

Ante la represión de la policía en el mes de enero, donde barrios enteros de Barahona fueron acordonados por los agente al servicio de la represión y con el apresamiento de algunos de sus dirigentes, el MPD decidió replegar a algunos de sus cuadros a casas de seguridad en los diferentes municipios de la región. Se procuraba que no fueran asesinados, debido a que los policías miembros de esa agrupación en el cuartel, habían informado a la dirección regional sur “José Stalin” del MPD, la decisión tomada por la cúpula policial, de que: “donde quiera que encuentren a los comunistas tráiganlos vivos o muertos, pero preferiblemente muertos”.
Con su política Maoista, de realizar la revolución del campo a la ciudad, y realizar todas las tareas con valentía, prudencia y sin sobrepasarse, el partido Marxista Leninista observaba el comportamiento de la economía del gobierno Balaguerista, quien a comienzo del 1970, el gasto del presupuesto nacional lo dirigió fundamentalmente a obras de infraestructura, a varilla y cemento como decía el pueblo, a las Zonas Francas y los servicios, olvidándose del campo la  agricultura.

Fruto del abandono del campo y la política represiva del gobierno de Balaguer, fueron muchos los jóvenes estudiantes, obreros y campesinos, de esos lugares que se organizaron en células comunistas, con el objetivo de lograr el derrocamiento de Balaguer a través de la revolución armada. Uno de esos jóvenes que se organizo en el MPD lo fue Pedro Enrique Melo López (Alias Cadete), joven del Pueblo de el Peñón, quien en el municipio de Barahona, se dedico a organizar diferentes manifestaciones políticos- militares en contra de la reelección de gobierno de los  colorao. Era un militante que no llamaba mucho la atención, de caminar tranquilo y hablar pausado, muy  educado,  con una disciplina militante el área de logística, la que dirigía.

Sus familiares vivían en la calle mella No. 48, al lado de la del dirigente de los CRC ángel Darío Alcántara (conejo), que residía en la misma calle, pero en la No. 50. Los dos, aparte de ser miembros del mismo grupo revolucionario, eran muy amigos. El Cadete como le llamaban era el cuadro comunista del MPD encargado de logística, ocultar las armas y guardar dinero de esa agrupación en el pueblo de su nacimiento.  Allí los CRC tenían un arsenal de diferentes calibres en los “conucos” o fincas de su familia.

Participo en varias acciones militares en contra de la fuerza represiva del régimen balaguerista. Una de esas acciones  fue en la madrugada de 8 de enero en  el  sector conocido hoy como la cañada de Papoy. Eso sucedió cuando junto a uno de los comando trasladaba al dirigente revolucionario Alias Juan a una casa de seguridad, siendo sorprendo por una patrulla de a pie de la PN, donde hubo un intenso tiroteo. Cadete, ordeno lo siguiente: “llévense al hombre que yo los parare en seco, caminen  rápido y váyanse ya que él es mas valioso que yo”. La orden se cumplió y durante 15 minutos las balas zumbaban por los aires hasta que el decidió retirarse. Nadie resulto herido por los revolucionarios y llevaron al dirigente Juan al lugar de seguridad sin ningún problema. Por parte de la policía no se reporto nada.

Como a los 5 días de ese hecho, estando en  su casa de la calle mella No. 48, el Chivato Miguelito el Coquero, quien vivía patio con patio con él, pero para el lado de la calle Duarte,  observa a alias Cadete conversando con Alias Conejo. Los tres se observan.  Tan pronto dejaron de hablar los dos dirigentes, el Calie apodado el  Coquero se dirigió al cuartel policial e informo de lo que había visto. Con esa información, los organismos de represión, que andaban en Barahona reprimiendo a todos los izquierdistas, se pusieron a vigilar al alias cadete, quien no era un revolucionario reconocido, debido a su prudencia y accionar clandestino. Llego la PN a la calle mella 48 y pregunto por él, lo que alerto al MPD.

Al recibir el MPD un informe de los policías revolucionarios de que el coronel asesino José Paulino Reyes de León había dado la orden de buscar y apresar a Cadete para poder llegar al alias Conejo, la organización revolucionaria  envía hacia su pueblo al joven comunista con el objetivo de sacarlo de la ciudad y que no sea apresado. Ignoraba el grupo marxista que ya la casa de cadete en el municipio del el Peñon estaba siendo vigilada. 

El día martes  10 de febrero de 1970, el Cadete López, como le decían, acompañado de dos de su compañero, se internan caminando por el espeso bosque que rodeaba el barrio Camboya, para burlar la vigilancia policial que tenía el servicio secreto el chequeo apostado en el cruce  de la Comunidad de la Guazara. Más adelante, en el cruce de Cabral lo espero un carro del Sindicato Unión Nacional de Choferes Independientes (UNACHOSIN), quien lo dejo en el Pueblo de el Peñón. Inmediatamente se dirigió el camarada  a los “conucos” o fincas  en donde estuvo  varios días pernoctando. Allí de manera discreta su familia le llevaba comida y ropa, y durante esa tres semana todo marcho muy bien.

Como no había novedad, no se veían policías ni vigilancia, el día miércoles 25, el camarada Cadete decide ir para su casa con la promesa de no dejarse ver, su familia duda, no quiere,  pero él los convence diciéndole: “les prometo que no saldré ni a la sala, me quedare en el cuarto (Aposento) sin salir, yo mismo me meteré preso en mi casa”. Dicho esto,  el jueves 26 de ese mes en la madrugada, llega a su hogar y sus hijos y esposa lo reciben con abrazos, besos y todo tipo de cariño.


 Tranquilo en su hogar, el joven revolucionario disfrutaba  de su familia y todo estaba tranquilo,  pero el día sábado de  28 febrero en horas de la mañana, una patrulla del servicio secreto se presenta a la casa del compañero Cadete, si saber que él está ahí. La esposa del compañero se pone nerviosa al ver la presencia de los agentes criminales. El teniente que comanda la patrulla le dice: “oye y donde diablo se ha metido tu marido que no lo vemos por ningún lado”. Ella le responde: “esta en la capital, tengo mucho que no  se de él, y para que usted lo busca?”. El dirigente revolucionario, que oye la conversación desde la habitación donde esta, sale hacia el patio de la casa tratando de huir pero es apresado por otros miembros que esperaban escondidos en ese lugar.

Sin orden judicial, de manera aparatosa, es introducido a su hogar y registran cada pulgada de la residencia de la familia del comunista sin encontrar nada comprometedor. Cuando deciden llevárselo en calidad de detenido, el Alias Cadete, se despide de su esposa y le recomienda: “busca a los periodistas para que les avise, para que no me vayan a desaparecer como han hechos con otros”.

 Cuando llegan a la galería de su casa, sin discusión y ya esposado,  varias ráfagas  disparadas por el  teniente Francisco Aquino Lorenzo y sus subalternos, impactan en el cuerpo del joven del MPD, cayendo fulminado frente a su familia. Su esposa se abalanza sobre el cuerpo y le grita a los policías: “asesinos, asesinos, ya se lo comieron”. Los niños lloran sin entender nada de este horrible asesinato. Los criminales sin ningún tipo de remordimiento y cumplida su misión, se marcharon  hacia el cuartel general de la policía. Cuando llegaron el coronel asesino José Paulino Reyes de León, los espero sonriente y los felicito y le dio las gracias por haber ejecutado a un “maldito comunista”

Para aparentar que se haría justicia, se ordeno el encarcelamiento de la patrulla actuante en el caso. Los suboficiales fueron descargados y el teniente Francisco Aquino Lorenzo fue enviado meses más tarde a los Estados Unidos a realizar un diplomado en inteligencia militar. Ese fue el premio que le regalo el gobierno de Balaguer por haber asesinado a un joven revolucionario.  Cadete es un ejemplo para la juventud Dominicana, sigamos su modelo.