POR MANUEL VOLQUEZ
Para Ecos del Sur
No entendemos por qué las autoridades haitianas tratan de imponernos reglas de mercado, y hasta de higiene, haciendo advertencias que a vuelo de águilas se ven como una provocación, un reto o una especie de medición de fuerzas. La actitud asumida en las últimas semanas por el gobierno haitiano merece una observación muy especial, lo que implica analizar ese comportamiento partiendo de una base histórica y sociológica.
No tienen calidad para imponernos reglas de higiene. La veda contra los productos cárnicos y avícolas, además de una provocación, debe interpretarse como una indelicadeza que el Estado dominicano debe analizar bien y manejar esa situación en el terreno diplomático, que es la vía que debieron utilizar los ministros de Michel Martelly antes de tomar esa decisión tan apresurada y sin pruebas en el país de la supuesta gripe aviar.
Si bien es cierto que las autoridades de Haití tienen el derecho de comprar productos donde les resulte más beneficioso, con mejores ofertas de precios y calidad, más cierto es que a República Dominicana le asiste también el derecho de vender a quien le garantice un mejor mercado. Es un problema de mutuos intereses económicos, pero resulta que el matiz político siempre tiene relevancia en estas situaciones. Nuestras autoridades deben mantener una postura digna frente a la arrogancia de nuestros vecinos.
Observen que mientras las élites del gobierno haitiano imponen una veda, su propia gente hambrienta desacata esa medida y acude a la frontera a abastecerse de los productos criollos objetados. Lo peor de todo es que las autoridades lanzan un mensaje de desprecio hacia nosotros, quemando las aves y destruyendo miles de huevos comprados en territorio dominicano. Hay un mensaje en tránsito que debe descifrarse muy bien. Olvidan lo que hemos hecho, y continuamos haciendo por ellos, echándonos como buenos samaritanos sus problemas al hombro. Son malagradecidos en potencia y prepotentes. ¿Estoy equivocado?, ¿Me estoy excediendo?, ¿Qué se esconde detrás de esa postura?
Reconocemos que Haití ha sido un mercado muy especial para la venta de productos nacionales. Tradicionalmente, la población adquiere aquí grandes cantidades de artículos de consumo masivo, tales como azúcar, chocolate, cocoa, víveres, habichuelas, leche en polvo, arroz, animales vivos, huevos, sardinas, aceite, avena, pastas alimenticias, salsa de tomate detergentes, y otros, convirtiéndose en una tradición y una fuente importante de ingreso para nuestro comercio. Pero no es un motivo para rogarles.
Es la nación más pobre del continente americano, con una economía colapsada, según el Banco Mundial. La dificultad de producir suficientes alimentos en una superficie de terreno pequeña, la superproducción de otros países pobres y las barreras comerciales de las naciones ricas, han afectado a las principales exportaciones de Haití: café, mango, y otros productos agrícolas, razón por la que acuden a los mercados dominicanos para obtenerlos.