Por FELIX BETANCES
Para Ecos del Sur.
A través de los años, hemos visto, ya con muy poco asombro, las debilidades humanas de los hombres y mujeres que han gravitado con mucho peso en el quehacer religioso, y muy especialmente en lo relativo a la conducción de las masas simples o los feligreses, incautos o indefensos en más de un 90 por ciento.
Se conocen historias de diversas calificaciones en sacerdotes, monjas, pastores, reverendos, grandes evangelistas y hasta en algunos Papas, que han acallado o hecho caso omiso de ciertas desagradables realidades.
Los casos son harto conocidos, por lo que no hay que entrar en muchos detalles. Sin embargo en estos días, está súper caliente el tema de los Padres pederastas, violadores y hasta del Embajador de la Santa Sede en la República Dominicana, un tal Monseñor “Hueso Loco” o Wesolowski.
Los daños infringidos a la sociedad por estos desafortunados Seres del Mal, tendrán que ser bien pagados como lo decida Dios, que es a quien más han ofendido, haciendo cosas diabólicas en su nombre. Esto además de que la justicia humana, no debe jamás pasar por alto el correspondiente castigo para cada uno en particular.
Pero también deberá Dios pasarles facturas a aquellos que siendo sus representantes, usan o han usado un lenguaje soez, para dirigirse a los sectores humildes de la población en circunstancias de desamparo gubernamental.
En este grupo siendo específicos, se encuentra el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien en un momento de la historia dominicana, calificó de “Chusma” al pueblo, por el simple hecho de reclamar sus derechos en las calles, entre otros apelativos peyorativos.
Ese Cardenal, que de unos días a esta parte, aparece diciendo que la Iglesia Católica esta triste, dolida y decepcionada por los bochornosos hechos cometidos por varios de sus manejadores, es el mismo que desautorizó a Monseñor Agripino Núñez Collado, por haber llevado a la Santa Sede, la denuncia de lo que estaba ocurriendo con “Hueso Loco”; pero es el mismo que pocos días después, satanizó a la Prensa nacional, por estar según El, desinformando de manera interesada a la población.
Es el mismo, que pocas horas después, se auto atribuye el hecho de haber sido El quien llevó el caso al Vaticano, además de declarar que conocía lo que estaba pasando con los Curas de Bonao, Santiago, Constanza y San Pedro de Macorís.
¿Se habrá arrepentido realmente el señor Cardenal, después de haber menospreciado tantas veces a los sectores llanos de este pueblo?. No será este un manejo serpentino de alguien que sabe usar la cabeza? . ¿Será un Mea Culpa?.
Concluyo con dos frases célebres contemporáneas:
1- ¡ENTREN TODOS!...,Y ¡ QUE PAGUEN LOS DESGRACIADOS! .