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jueves, 26 de septiembre de 2013

OPINION: Lo que hicimos y dejamos en la Regional IV de Salud

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POR MAYOBANEX DE JESUS

Ante una campañita en la cual siempre se busca ofender, maltratar y ligar los nombres de Víctor Manuel Terrero Encarnación, y quien suscribe este artículo, a la actual crisis de la Regional IV de Salud, nuevamente exponemos  lo que encontramos, hicimos y dejamos a la salida de nosotros de entidad de salud en Barahona.

Se dispuso controles e inventarios permanentes de los medicamentos, equipos médicos, material quirúrgico, gastable y de limpieza en todas las UNAP y en el almacén regional. Dispusimos que hubiera un solo almacén, en vez de ocho que existían, que se prestaba al descontrol.

Se dispuso que todas las compras se hicieran por licitaciones y comparaciones de precios, para lo cual se hacían actos públicos con presencia de la prensa, auditoría y un notario, y se publicaban los resultados en los medios de prensa.

Se reajustaron los salarios de los auxiliares, secretarias y choferes, que ganaban 5 mil pesos y se llevaron a 8 mil y 10 mil pesos mensuales. Se aplicaron tres aumentos salariales dispuestos por el gobierno y el Ministerio de Salud Pública, que benefició al personal.

Se dispuso control absoluto de los vehículos, manejo del gasoil y del gas propano, para que se utilice realmente en lo que eran las necesidades de las UNAP y la Regional en sentido general.

Dispusimos que se elimine el pago de dietas a funcionarios medios y altos, que solo se pagara a los choferes y auxiliares de mantenimiento y otras áreas, siempre que se justificaran.

Eliminamos el pago de completivos salariales, que de forma arbitraria se pagaba en la Regional, a la vez que eliminamos por completo que se paguen vacaciones compensadas y licencias médicas, dejando que esas funciones fueran asumidas por otro personal de la institución cuando se presentaran las mismas.

Establecimos controles administrativos, contables y de auditoría para todo el proceso de entradas y salidas de medicamentos, reactivos, materiales gastables, quirúrgicos, de limpieza y de equipos, garantizando con ellos la salvaguarda de los mismos.

Siempre pagamos la nómina del personal a tiempo, mucho antes de la fecha.

Cumplimos siempre con el pago al personal de la regalía pascual y del pago del incentivo del 10% del per cápita que se recibía de SENASA. Esto se hacía siempre los primeros días del mes de diciembre de cada año.

Pagamos siempre a tiempo el arrendamiento de los locales de las UNAP, pues aprovisionábamos ese valor para no tener inconvenientes cuando se vencieran los contratos.

Encontramos una deuda o cuentas por pagar a suplidores de más de 26 millones de pesos. Cuando salimos de la Regional IV de Salud la habíamos dejado en 8.9 millones de pesos, incluida la deuda que no había pasado a Contabilidad, pues las facturas estaban en el departamento de Compras.

Los ingresos promedios que recibíamos de SENASA, en pago del per cápita, lo encontramos en un monto de 7.4 millones de pesos. Ellos fueron paulatinamente disminuyendo de forma arbitraria ese valor y al mes de octubre de 2012 solo nos estaban pagando la suma de 4.2 millones de pesos, promedio mensual, mientras todos los costos y gastos de los servicios de las prestaciones de salud a esa ARS estatal se habían incrementado.

Dejamos al mes de octubre, a nuestra salida de la Regional, un balance en Banco de Reservas de RD$10,277,402.57, en la cuenta de la proveedora con esa entidad bancaria.

Al final de nuestra gestión, el auditor de la Contraloría de la República, a nivel interno, el licenciado Anastacio Rodríguez López, nos hizo una auditoría completa de la situación financiera, la cual conservamos firmada y sellada por él, para la historia.