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sábado, 25 de enero de 2014

LECTURA DEL DOMINGO: ¿Y los trofeos de Román, dónde están?

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POR ALEJANDRO SANTANA
Para ECOS DEL SUR.

Bueno uno lo rompió por la inocencia, los demás los celos  o quizás la curiosidad de una mujer que de repente descubre que el hombre de su vida guardaba en uno de sus trofeos las confidencias de un amor mantenido en secreto por muchos años.

Esa es otra de las historias de uno de los nuestros, Román levántalo, que en sus años de juventud, acarició  el deporte de las carreras de motos, logrando en la prٞáctica ser uno de los mayores maromeros de su tiempo.

Era normal  en los 80s, ver o escuchar a este aficionado por la velocidad en las calles de cualquier barrio donde irrumpía de repente a alta velocidad, muchas veces en una sola goma, ovacionado por el coro de niños y jóvenes que le gritaban.

¡Román  levántalo!, ¡levántalo Román!. fue el coro del momento, como lo fue recientemente el de José al CC, que se puede decir que ese grito superó  las peripecias de Román en su época.

Román fue un gran corredor, ovacionado por jóvenes de su época, hombres y mujeres y era natural que fuera un don Juan, joven enamorado y aunque no fuera un adonis, sus peripecias en las motos les genero muchos amores, jóvenes que se peleaban por salir con el en la cola de su moto.

Del mismo modo conquistó  trofeos y medallas, y aunque fueron muchas y muchos, aun en sus años de retiro conservo algunos, porque la gran mayoría fueron a parar a manos de sus dulcineas a quien los dedicaba cuando los ganaba.

La historia la sabemos porque el nos la contó a la hora de haberle entrevistado para un trabajo sobre su época de gloria cuando corría por las calles de Barahona, y era frecuente verlo, subir al parque central por la Padre Billini y lanzarse por la parte mas alta, la Nuestra Señora del Rosario, como en vuelo de pájaros.

Nos contó que puede que esos desafíos a la muerte, despertaran el interés de jóvenes que llegaron hasta delirar por el, de ahí surgió un amor peligroso, ya que una joven de padres muy severos se sintió atraída por el.

Esa relación fue tan difícil por la oposición del padre de la joven que alegaba que su hija no debía casarse con  un hombre que olía a muerto, que el no quería tener nietos huérfanos, que estaba dispuesto hasta enviarla a un  convento.

De ahí nació un amor a escondidas de todos, pues cualquier exposición en público era sabida por el padre de la joven que reaccionaba violento.

Optaron por comunicarse por cartas que dejaban en lugares estratégicos, que recogían y leían, y luego guardaban en sitios como eran sus trofeos de carreras.

El tiempo paso y ese amor, peligroso y difícil se diluyo en el tiempo, ya casados  con su actual esposa, (a la que adora), olvidó  por completo el escondite de las cartas y un buen día estas fueron sacadas al descubierto por su hijo mas pequeño.

Nos cuenta que cuando este comenzó a caminar era súper travieso, y un día agarro uno de los trofeos que tenia en la casa y comenzó a golpearlo  en el piso ¡y sorpresa!, al este romperse,  de su interior salió  una de las cartas ocultas y ya olvidada por el.

Su esposa que estaba al pendiente del niño travieso, tomo la carta, la leyó y acto seguido cegada por los celos o quizás la rabia, destruyo todos los otros en busca de más cartas.

No llegue a saber si encontró mas, pero ya hablando con ella nos confío que su esposo dejo las carreras de motos por un ultimátum que ella le lanzo un Buen día cuando un amigo de este insistía para que montara un motor que había traído del exterior para que el  lo corriera.
 
Nos cuenta que ese  “amigo”, de su esposo, insistía tanto, que un día ella reacciono, quizás de la forma mas sabia y le dijo, textualmente, Román, el quiere que tu corra el motor para que te mates y el casarse conmigo.

Y quiero que sepas, que si lo corres y te matas, entonces me casare con el, santo remedio, a partir de la fecha su esposo no ha puesto la mano a un acelerador de una moto,

En el trabajo anterior donde citamos a su hijo ALEX FUA, que heredo de el su pasión por las carreras y destaco que este tenia dos varillas de platinos en las extremidades y nuevo tornillos, Alex, nos indico que la mayoría de sus accidente no han sido de motos, si no de autos.

Debo destacar que a mas de 40 años de las alocadas carreras y peripecias de Román, aun se escucha el corillo ¡Román, Levántalo!, pero aun nos falta la “rivalidad, con el maestro Cuca”, que será en otra entrega.