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martes, 28 de enero de 2014

OPINION: Algunos errores en la lucha contra el dengue

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POR VINICIO LOPEZ
Para ECOS DEL SUR.


Frecuentemente nos sorprenden titulares periodísticos y comentarios en los medios de comunicación en los que se expresan conceptos erróneos en la lucha contra la prevención y la propagación del dengue. La fumigación a campo abierto no es una acción prioritaria en el combate del dengue, por el contrario desvía la atención de las personas sobre las responsabilidades puramente hogareñas que son las que verdaderamente impactan con efectividad y eficacia. La fumigación tiene cierto grado de efectividad en la lucha contra la malaria y la filariosis, enfermedades que son transmitidas por otros tipos de mosquitos que no son vectores para  el dengue.

El mosquito transmisor del dengue es el Aedes aegypti, de color blanquinegro, con rayas blancas en el cuerpo y en las patas. Este insecto generalmente se produce en nuestros patios, en nuestros hogares y en el vecindario urbano. Su ciclo de desarrollo de huevos y larvas se produce en los envases que utilizamos para almacenar agua potable como son los tanques, tinacos, cubetas y  poncheras que dejamos destapados, o simplemente mal tapados. He aquí un primer descuido del cual somos responsables todos y cada uno de los que vivimos en nuestros hogares.  Otro descuido es no untar los bordes de estos envases con cloro dos veces por semana para impedir que los huevos se conviertan en larvas e insectos. Las plantas acuáticas ornamentales son otra fuente de  criaderos del mosquito.

En nuestros patios también de manera inconscientes permitimos el desarrollo de criaderos cuando dejamos abandonados utensilios que acumulan agua de lluvia, como son gomas viejas, vasos, platos cascarones de huevos y hasta tapas de refresco o cerveza. Igualmente se convierten en criaderos los fondos de botellas que colocamos como defensa en nuestras verjas perimetrales.  Las fugas de agua potable y los charcos que se forman en nuestros patios son otras vías que fomentan la enfermedad. Por todo lo que hasta aquí hemos expuesto es obvio que si asumimos nuestra cuota de  responsabilidad contribuimos a disminuir la propagación de esta enfermedad. En todo el país las redes de los acueductos también contribuyen con sus escapes de agua al desarrollo del mosquito transmisor del dengue, que es un mosquito de aguas limpias, reitero de aguas limpias, no de charcos sucios como los mosquitos de la malaria o de la filariosis.

La colocación telas metálicas en nuestras puertas y ventanas, el uso de mosquiteros y la fumigación periódica dentro del hogar son también medidas de utilidad.