POR JUAN F. MATOS.
BARAHONA.- Por las calles de esta ciudad circulan personas con problemas mentales y niños de la calle, lo que preocupa a la comunidad por el peligro que supone para los enfermos y los comunitarios.
Los enfermos mentales, así como los niños desamparados duermen debajo de azoteas, árboles, aceras, bancos de lugares de recreación, así como en obras en construcción. Otros “se quedan” donde los sorprende la noche.
Sobreviven de las sobras que los establecimientos de expendio de comidas y familias adineradas depositan en zafacones y de frutas podridas que los ventureros botan en el mercado público, entre otros lugares.
Pero nunca faltan personas bondadosas que les sirven alimentos al momento que reparten la comida familiar y los enfermos mentales pasan frente a sus casas.
Varios de los dementes muestran agresividad, lo que mantiene intranquilos a los pobladores, quienes en ocasiones son atacados por estas personas que en especial deambulan por las calles de la parte céntrica de la población.
Los comunitarios siempre se quejan por esta situación a autoridades judiciales, municipales y policiales, al igual que al Ministerio de Salud, las que alegan no pueden hacer nada, debido a que no existe un centro especializado donde internar a los enfermos mentales para ser sometidos a tratamiento médico.
Las familiares de estos enfermos no los aceptan en sus casas, por temor a que agradan a algún pariente, por lo que optan por lanzarlos a las calles a vivir como puedan.
Tampoco esas familias se ocupan de llevarlos donde especialistas en la materia para que los sometan a tratamientos, muchas veces por falta de recursos económicos.
Por Barahona han desfilado muchos demente, entre estos Bobotico, Paño Tibio, La Picúa, Millo Ojo de Tetera, Capitán Makey, Chucha Paso Fino, El Loco Mecánico, Macholón, Matota, El Loco Guerrillero, Bobolo, Fuegazo, Macaco, Chiflí, Chago, Loreto, El Pintura, entre otros.
BARAHONA.- Por las calles de esta ciudad circulan personas con problemas mentales y niños de la calle, lo que preocupa a la comunidad por el peligro que supone para los enfermos y los comunitarios.
Los enfermos mentales, así como los niños desamparados duermen debajo de azoteas, árboles, aceras, bancos de lugares de recreación, así como en obras en construcción. Otros “se quedan” donde los sorprende la noche.
Sobreviven de las sobras que los establecimientos de expendio de comidas y familias adineradas depositan en zafacones y de frutas podridas que los ventureros botan en el mercado público, entre otros lugares.
Pero nunca faltan personas bondadosas que les sirven alimentos al momento que reparten la comida familiar y los enfermos mentales pasan frente a sus casas.
Varios de los dementes muestran agresividad, lo que mantiene intranquilos a los pobladores, quienes en ocasiones son atacados por estas personas que en especial deambulan por las calles de la parte céntrica de la población.
Los comunitarios siempre se quejan por esta situación a autoridades judiciales, municipales y policiales, al igual que al Ministerio de Salud, las que alegan no pueden hacer nada, debido a que no existe un centro especializado donde internar a los enfermos mentales para ser sometidos a tratamiento médico.
Las familiares de estos enfermos no los aceptan en sus casas, por temor a que agradan a algún pariente, por lo que optan por lanzarlos a las calles a vivir como puedan.
Tampoco esas familias se ocupan de llevarlos donde especialistas en la materia para que los sometan a tratamientos, muchas veces por falta de recursos económicos.
Por Barahona han desfilado muchos demente, entre estos Bobotico, Paño Tibio, La Picúa, Millo Ojo de Tetera, Capitán Makey, Chucha Paso Fino, El Loco Mecánico, Macholón, Matota, El Loco Guerrillero, Bobolo, Fuegazo, Macaco, Chiflí, Chago, Loreto, El Pintura, entre otros.