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miércoles, 19 de marzo de 2014

EDITORIAL DEL CARIBE: Ahora sólo queda el dolor

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Un fatal accidente en la carretera Sánchez,  cerca de Tábara Abajo, entre Azua y Barahona, ha provocado un profundo dolor en Vicente Noble, Tamayo, Monserrate, Altamira, San Ramón y otras comunidades. Nueve familias perdieron a seres queridos en un instante, de golpe, la noche del pasado lunes, cuando se produjo el choque entre una patana y un autobús de pasajeros. El año pasado, vimos otro accidente que también envolvió a una patana y un bus, con un saldo de siete muertos.

El evento pone de nuevo en el centro de la agenda pública la inseguridad en el tránsito. En la carretera Baní-Azua-Barahona, unos trabajos de ampliación y mejoría se agregan a la lista de factores amenazantes de los viajeros.

Cuando esa vía fue construida, hará algo más de 30 años, era relativamente segura. Si bien muy marcada por las curvas cerradas y zonas con pronunciadas depresiones, el volumen de vehículos que la utilizaban era mínimo. Ahora, con el intercambio entre Haití y República Dominicana, más algunos cambios en la economía regional, el tránsito se ha incrementado.

Los vehículos de carga, principalmente hacia y desde Haití, son un peligro, lo mismo que aquellos conductores de grandes patanas que transportan cemento desde Pedernales y Azua, o blocks desde Barahona hasta Santo Domingo. Suelen trasladarse a velocidades excesivas, sin control.

Aunque el Ministerio de Obras Públicas tiene un punto de observación en el Cruce del 15, la ruta hacia Barahona es escasamente vigilada y el cumplimiento de la ley de tránsito es una ficción. Las imprudencias son rutinarias.

En una palabra, viajar hacia o desde el Sur en estos tiempos es correr un alto riesgo, que se acrecienta entre Azua y Barahona.

Probablemente, cuando terminen los trabajos de “mejorías” que realiza Obras Públicas, las amenazas disminuirán, pero lo esencial es que a los choferes de vehículos pesados que conducen a altas velocidades y sin respeto por los demás, se les ponga en cintura.

Ahora sólo queda el dolor. Llorar los muertos.