POR TOMAS AQUINO MENDEZ
El pasado fin de semana estuve en mi pueblo, Tamayo. Fui esta vez a acompañar en su dolor a parte de las familias que perdieron seres queridos en aquel trágico. Siempre trato de mantener el contacto con mi pueblo, aunque compromisos laborales y familiares a veces lo impiden. No podía dejar de estar al lado de las familias de esos cinco tamayenses que perdieron la vida a causa de un chofer borracho e irresponsable.
En Tamayo existe la convicción que a ese conductor lo sacaran a la calle en solo unos días. Temen que pase con él lo de siempre, que el seguro, las influencias del dueño de esa patana y su gremio “lo sacan de la cárcel como sea”. En esa visita quise conocer el parecer de algunos amigos y parientes de los fallecidos sobre el que manejaba el autobús. Porque conozco a choferes de voladoras, autobuses y carros de concho, que tienen etiqueta de imprudentes y “aceleraos”.
En esta ocasión, casi todos coinciden en defender la conducta y comportamiento de Francisco Batista Núñez (Mingo Chocho). Varios me dijeron que los pasajeros que querían llegar “volando” a la capital, no viajaban con él porque “Mingo va matando hormigas”.
Otros, sin embargo, lo prefieren por su prudencia y respeto al conducir. Los accidentes son de quienes manejan y transitan por calles y carreteras. Si usted no quiere tenerlos, no tome el guía. Mingo Chocho tenia mas de 20 años conduciendo sin haber tenido un “percance” en la carrretera. Hay muchos como él. De ejemplo tengo a don Erasmo Beltré, un chofer al servicio de la Superintendencia de Bancos durante el gobierno de Joaquín Balaguer, pero “prestado” a prensa del Palacio Nacional.
Yo recorrí casi todo el país viajando en el autobús que él manejaba. Siempre prudente, aunque pie caliente en “donde se puede”, dice. Un día, en el tramo Villa Altagracia-Bonao, Erasmo “cepilló” a otro vehículo a más de 90 kph. Eso bastó para que se hincara en medio de la vía, pidiera perdón, elevara plegarias a Dios y llorara como un bebé. Quienes íbamos con él tuvimos que “consolarlo” y decirle que quien maneja es a quien le suceden esas cosas.
El tenía, hasta ese día, 40 años manejando sin un choquecito. Pero le dolió dañar su récord. Mingo Chocho también esta dolido por las muertes y por el choque. Pero él debe estar tranquilo: no fue su culpa, hemos sido testigos del testimonio de su agresor, quien admitió haberse dado “unos traguitos” porque el camino es muy largo”.
Quienes sobrevivieron al accidente, sus familiares y quienes han viajado con él durante muchos años, desde Tamayo a Santo Domingo, lo defienden. A su madre Celita, que me preguntaba a mí, porque a él, yo le digo: Pues porque maneja un autobús, si pilotara un avión, sus posibilidades de accidentarse no fuera en tierra, sino en el aire... es así la vida.
El pasado fin de semana estuve en mi pueblo, Tamayo. Fui esta vez a acompañar en su dolor a parte de las familias que perdieron seres queridos en aquel trágico. Siempre trato de mantener el contacto con mi pueblo, aunque compromisos laborales y familiares a veces lo impiden. No podía dejar de estar al lado de las familias de esos cinco tamayenses que perdieron la vida a causa de un chofer borracho e irresponsable.
En Tamayo existe la convicción que a ese conductor lo sacaran a la calle en solo unos días. Temen que pase con él lo de siempre, que el seguro, las influencias del dueño de esa patana y su gremio “lo sacan de la cárcel como sea”. En esa visita quise conocer el parecer de algunos amigos y parientes de los fallecidos sobre el que manejaba el autobús. Porque conozco a choferes de voladoras, autobuses y carros de concho, que tienen etiqueta de imprudentes y “aceleraos”.
En esta ocasión, casi todos coinciden en defender la conducta y comportamiento de Francisco Batista Núñez (Mingo Chocho). Varios me dijeron que los pasajeros que querían llegar “volando” a la capital, no viajaban con él porque “Mingo va matando hormigas”.
Otros, sin embargo, lo prefieren por su prudencia y respeto al conducir. Los accidentes son de quienes manejan y transitan por calles y carreteras. Si usted no quiere tenerlos, no tome el guía. Mingo Chocho tenia mas de 20 años conduciendo sin haber tenido un “percance” en la carrretera. Hay muchos como él. De ejemplo tengo a don Erasmo Beltré, un chofer al servicio de la Superintendencia de Bancos durante el gobierno de Joaquín Balaguer, pero “prestado” a prensa del Palacio Nacional.
Yo recorrí casi todo el país viajando en el autobús que él manejaba. Siempre prudente, aunque pie caliente en “donde se puede”, dice. Un día, en el tramo Villa Altagracia-Bonao, Erasmo “cepilló” a otro vehículo a más de 90 kph. Eso bastó para que se hincara en medio de la vía, pidiera perdón, elevara plegarias a Dios y llorara como un bebé. Quienes íbamos con él tuvimos que “consolarlo” y decirle que quien maneja es a quien le suceden esas cosas.
El tenía, hasta ese día, 40 años manejando sin un choquecito. Pero le dolió dañar su récord. Mingo Chocho también esta dolido por las muertes y por el choque. Pero él debe estar tranquilo: no fue su culpa, hemos sido testigos del testimonio de su agresor, quien admitió haberse dado “unos traguitos” porque el camino es muy largo”.
Quienes sobrevivieron al accidente, sus familiares y quienes han viajado con él durante muchos años, desde Tamayo a Santo Domingo, lo defienden. A su madre Celita, que me preguntaba a mí, porque a él, yo le digo: Pues porque maneja un autobús, si pilotara un avión, sus posibilidades de accidentarse no fuera en tierra, sino en el aire... es así la vida.