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sábado, 15 de marzo de 2014

OPINION: Los mártires del Estero (Quinta y ultima Parte).

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POR JOSE ALCANTARA
Para ECOS DEL SUR.

Los cuatro son llevados al cuartel policial donde son torturados salvajemente por varios agentes según lo narrado por algunos testigos. Hay quienes  acusan al señor Otto, en ese entonce cabo del G2 del ejército nacional, de haberle dado una golpiza tan grande a Eusebio Reyes que le provoco un gran desmayo al ser golpeado en los testículos. Cuando los agente policiales golpeaban a los detenidos, el coronel Paulino Reyes de León llego  y expresó lo siguiente: “yo no quiero preso aquí, Ráfaga, sácame a esos comunistas y ya tu sabe lo que tiene que hacer”.

Fue una orden para matar. Los cuatro hombres fueron introducidos en un vehiculo policial, esposados, todos sangraban  profusamente de su cuerpo,  nadie hablo ni dijo nada  cuando salieron del recinto carcelario.  Acompañaron al sargento Ráfaga la misma patrulla mixta que los había apresado:   Francisco de la Cruz y Benito  Ledesma,  un raso de la policía y otro del ejercito.

De acuerdo a lo que narró el chofer de la policía raso Francisco de la Cruz, al llegar al arco de triunfo de la avenida Luperón o entrada a Barahona, el sargento Ráfaga rompiendo el silencio dentro del vehiculo,  ordenó lo siguiente: “baja por el mercado publico, que los comunistas están regados por todos los lados y están tirando tiro por ahí, no nos vayan a matar”. Al llegar a la avenida Enriquillo, le volvió a ordenar al chofer de la Cruz: “coge para Río Caño. Que allí vamos a fusilar a estos cuatro comunistas”. Los policías narraron que ellos siguieron la orden, porque creyeron que era una broma o relajo de mal gusto de parte del sargento jefe de la patrulla.

El también raso Benito Ledezma le contó a uno de sus familiares que “ninguno de las cuatro personas se quejo en el camino hacia la playa llamada Río Caño. Todos iban en silencio, jamás pensaron que serian asesinados”.  Siguió narrando que “al llegar a un lugar solitario y oscuro, se les ordeno de manera tajante a todos que bajaran del vehiculo, cosa que realizaron sin protestar e inmediatamente el sargento Ráfaga los alineo y les vocifero palabras obscenas, acusándolos de ser comunistas y de querer tumbar al gobierno”.

El raso Ledezma dijo que la única persona que hablo fue Juan Gilberto Díaz Sánchez, quien dijo que “señor, yo soy un hombre de trabajo, mi hijo y yo no tenemos nada que ver con esto”. Narra el raso policial que el sargento Ráfaga empuño su carabina y vociferando palabras impúblicables y anticomunista, empezó a disparar sobre los cuatro hombres, quienes no tuvieron tiempo de defenderse por estar amarrados. Dijo que “ese hombre estaba como loco, porque volvió a cargar el arma y  ya los cuerpos heridos y sangrando en el suelo, les  disparó de nuevo, y golpeo a algunos de ellos con la culata del fusil con el que acababa de asesinar a esas personas”

Tenía  mucho miedo, dijo el raso de la Cruz,  era muy horrible lo que estaba sucediendo allí. “De repente, Ráfaga nos ordena que les disparemos a las personas que ya estaban muertas o que lo hiciéramos al aire, pero los dos nos negamos y nos marchamos hacia el vehiculo, detrás de nosotros llego él y nos marchamos hacia el cuartel policial. Al llegar al recinto, Ráfaga y el coronel Paulino Reyes de León hicieron un aparte y hablaron un buen rato, luego el mismo comandante Reyes de León nos ordeno silencio, amenazándonos con hacernos responsable si decíamos una sola palabra y advirtiéndonos que eso había que pegárselo a los comunistas” .

Al otro día 16 de marzo de 1970,  todo el pueblo de Barahona amaneció con la terrible noticia de que cuatro de sus habitantes habían sido asesinados en el Estero  de PlayaZul y que los cadáveres estaban depositados en el suelo detrás de la morgue del Hospital “Jaime  Mota” de Barahona. Quien escribe este articulo, los observo a los cuatro tirados en la tierra, sin ningún tipo de sabana que los cubriera, tratando con esto la policía nacional de borrar la dignidad de esos cuatro mártires inocentes asesinados por orden del coronel Paulino Reyes de León y auspiciado por Dr. Joaquín Balaguer.

 Ese Coronel asesino llamado Paulino Reyes de León,  le comunicó a la prensa que: “ese sargento Ráfaga era un hombre amable y sin tachadura”. Su expediente policial dice que era un hombre con muchísima falta en la policía nacional Dominicana. Fue dado de baja, sometido a la justicia y condenado a 30 años de prisión. Los demás integrantes de esa patrulla, cómplices de estos horrendos asesinatos fueron arrestado por 30 días en sus respectivas unidades de servicio, fuerza área y policía nacional.

El MPD nunca pudo darle de baja a Estela Alcántara (Estelín), cosa que siempre han lamentado, debido a que esa acción provoco el asesinato de cuatro persona inocentes en esta ciudad.

 Loor por siempre a los mártires del Estero.