POR BIENVENIDO HEREDIA
Articulo enviado a ECOS DEL SUR
En los últimos días he visto en las redes sociales, especialmente en los llamados "celulares inteligentes", una campaña, todavía tímida, que llama sensiblemente a oponerse a la violencia que se registra en las calles Barahona de manera ascendente.
Esa violencia callejera, que está por convertirse en un virus social de consecuencias tan peligrosas como la muerte de personas inocentes, que se encuentran en el "lugar inadecuado" a la "hora inadecuada", porque, como va la cosa, las calles y nuestras casas son propiedad de los jefes y miembros de las bandas juveniles.
No se quien diseñó la campaña de alarma que circula en las redes, pero me uno a ella, ya la he subido a mi página de Facebook. No importa quién o quiénes la diseñaron y subieron a las redes, importa la preocupación expresada y la intención de crear una cadena de repudio general a la violencia que nos han impuesto.
Violencia impuesta y protagonizad por la desvalorización y degeneración de nuestros jóvenes, la desintegración familiar, la desidia por el estudio, la ausencia de políticas públicas donde se incentiven las capacidades y recursos humanos, especialmente en los barrios marginados por el capital y el poder político.
No debemos ni podemos seguir indiferentes ante esa violencia del microtráfico que nos amenaza a todos. No esperemos que toque a nuestras puertas para darnos cuenta de que existe y que debemos todos enlazarnos para erradicarla.
Quizás tenga razón el General Máximo Báez Aybar, director regional de la Policía Nacional, al expresar que los hechos registrados en los últimos días en Barahona no son actos delicuenciales, porque las heridas y muertes no se han producido en robos o asaltos, sino en enfrentamientos de de bandas que se disputan puntos de drogas.
Quizás sí, pero la violencia que nos afecta es delincuencia y es feroz. Tan feroz que producto de los enfrentamientos entre bandas de jóvenes imberbes, armados con armas de cualquier calibre, se han llevado de paro varias personas inocentes, ajenas a sus bajos negocios, algunas asesinadas a plena luz del día.
Masifiquemos esa campaña contra la violencia en Barahona y en todos los pueblos y ciudades del país, involucremos todos, padres y madres, profesores y escuelas, profesionales y gremios, iglesias, juntas de vecinos, cibernautas, medios de comunicación, todos...porque luego, luego, podría ser...demasiado tarde.