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viernes, 25 de julio de 2014

OPINION: Fábulas y leyendas sobre Playa Punta Inglesa (Segunda parte)

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POR DAVID RAMIREZ
PARA ECOS DEL SUR

En su libro “Fundación de Barahona”, el poeta y cuentista, Matías Ramírez, nos narra en la página  56, que su abuelo, Tomás Suero, en compañía de su sobrino Ignacio Suero, mientras sembraban  cocos en esa punta, vieron cerca de ella una placa pegada a una varilla de hierro, la tomaron  y trajeron a tierra. En ella traducida al español, porque estaba en inglés, se decía “Aquí estuvo el célebre corsario inglés Francis Drake (año 1776)”, luego, Matías agrega, que por esa causa se le llamó después al lugar Punta Inglesa.

Más adelante, en la pagina 87 del libro, Matía Ramírez narra una historia parecida sobre un corsario inglés, pero  dice que eran “los tiempos de 1774” cuando llegó a la punta y dejó la placa en ese lugar, siendo esto una aparentemente una contradicción.

Lamentablemente, con la obra de Don Matías, a veces el lector no puede deslindar  lo que  es fabula y lo que es verdad debido a que no narra los acontecimientos siguiendo una línea recta, sino que combina pasado y presente; evoca sucesos fantásticos supuestamente ocurrido  aquí y allá llenos de complicaciones innecesarias, luego lo mezcla  con diversas épocas de la historia, pudiendo confundir fácilmente al lector. A pesar de este inconveniente, las narraciones  de Matías Ramírez en su libro “Fundación de Barahona”,  es muy interesante para conocer anécdotas, leyendas, personajes, incluso, para delinear un proyecto de investigación histórica.

Podemos asegurar que,  el corsario inglés que  supuestamente visitó Punta Inglesa  en 1774 o en 1776, no fue el verdadero Francis Drake, el “Terror de los mares” con la patente de corso que le otorgó la  reina Isabel I para saquear las riquezas de las colonias españolas, como  Santo Domingo en 1586. El verdadero Francis Drake  murió enfermo y derrotado  en 1596, en las costas panameñas. La afirmación de que se le bautizó con ese nombre, “Punta Inglesa”, gracias a la presencia en el lugar de  un corsario inglés llamado Francis Drake, es una tesis extremadamente difícil de confirmar desde una perspectiva histórica.

Antonio Sánchez Valverde Ocaña (1729-1790), quien fue un presbítero católico a quien se le atribuye haber realizado  la primera historiografía dominicana, no menciona en su obra la presencia de una punta en la ensenada cercana a la boca del río Neiba llamada “Punta inglesa”, tampoco ese nombre aparece en los mapas antiguos de la isla antes de la creación del Estado Dominicano, lo mismo sucede con el nombre de nuestra ciudad, Barahona.

Si partimos de lo que narra Matía Ramírez en su libro que la fundación de Barahona ocurrió un 4 de junio de 1824 y la tesis de José A. Robert en su libro “Evolución histórica de Barahona” de que se fundó en 1802 (sin especificar el día y mes), entonces esa saliente con el nombre Punta Inglesa no existía al principio y a mitad del siglo XIX. Por tal motivo descartamos que haya sido bautizada por la llegada al lugar de un corsario o pirata ya para esa fecha, a excepción de Roberto Cofresí,  prácticamente habían desaparecido del Mar Caribe.

Durante la conquista, los reyes de los países coloniales, como España, les otorgaban el privilegio a sus navegantes de bautizar  islas, cabos y estrechos. Tal es el caso de Cristóbal Colón, quien  en su segundo viaje  visualizó  una pequeña isla con la apariencia del velamen de una nave y la bautizó con el nombre de  Alta vela o Alto Velo.

Creemos que el nombre “Punta Inglesa” a esa saliente le fue colocado de manera circunstancial, no por un navegante español, sino  por los primeros pobladores de la ciudad de Barahona (tal vez españoles),  hace más de doscientos años. Nuestra hipótesis es que la saliente de lo que se conoció como playa Punta inglesa tuvo una geomorfología muy diferente. Probablemente la saliente no era  totalmente recta ni homogénea, sino curvada, en forma parecida a la punta del mango de  una navaja “punta inglesa”.

La navaja  (cuchillo de origen árabe) Punta Inglesa, fueron creadas por artesanos españoles en la ciudad de  Albacete, España, al principio del siglo XVI. Según especialistas en cuchillos españoles, se le designó ese nombre por la elegancia de su mango curvado y puntiagudo, como la punta de los zapatos inglés usado por los nobles en la corte del rey Jacobo VI.

La navaja Punta inglesa (ver imagen), tuvo mucha popularidad en España y las colonias, ya que fue utilizada por los plebeyos españoles, no solo como herramienta de barbería, sino como arma de “bolsillo” debido a que en el reinado de Carlos I estaba prohibido el uso y posesión de espadas y sables, estas armas estaban reservadas exclusivamente para nobles y soldados. Las navajas Punta inglesa tuvieron su edad de oro en el siglo XVII antes de que el rey Felipe V prohibiera su fabricación y uso en España, medida que no fue acatada en su totalidad por los plebeyos españoles de las colonias, que la siguieron fabricando y portando de manera ilegal durante varios siglos.

El origen del nombre “Punta inglesa” dado a nuestra playa, partiendo de la existencia de ese instrumento, es una hipótesis exclusivamente nuestra, no comprobada aún, difícil de demostrar  ya que, como hipótesis, podría estar plagada de dudas razonables.