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sábado, 18 de octubre de 2014

EL JILGUERO: Sin perdón acción criminal y salvaje contra niñez.

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POR SANTOS SALVADOR CUEVAS
Para Ecos del Sur

Como reguero de pólvora se diseminó la noticia de hace apenas 24 horas, la que daba cuenta de que elementos perversos que transitaban en vehículo de cuatro ruedas, quienes habían raptado un niño de la comunidad de Vicente Noble, al que abandonaran a pocos metras de la salida del poblado ante  persecución oportuna de munícipes que se le fueron atrás.

Los testimonios dan cuenta de que ya hasta una inyección le habían introducido al infante, si asociamos esto a la noticia de que en San Juan de la Maguana un niño después de raptado fue abandona con los dos ojos sacados y colocados a su lado 10 mil pesos; así como noticias que vienen  y van desde distintas partes de la región: Barahona, Neyba, Tamayo, San Juan y ahora Vicente Noble, de raptores cuyos blancos de ataque y agresión criminal son los niños, entonces hay que llegar a la conclusión de que estamos ante un peligro de marca mayor.

Se colige desde luego que el móvil de rajar a un niño para sustraerle miembros como las corneas de  los ojos, riñones, hígado, el corazón, etc., es una práctica comercial de gran envergadura, en donde se asocian aparentemente cirujanos y especialistas en la materia con grandes jorocones del gran capital con capacidad de comprar la conciencia de estos salvajes para que se lancen tras sus presas asì salvar (aparentemente) a familiares con dificultades serias de salud.

Estamos ante un fenómeno perverso y peligroso, en donde el capitalista incita a matar sin piedad a niños inocentes e indefensos para salva a los suyos.

Por la magnitud de este fenómeno las autoridades competentes deben proceder sin demora a activar todas las antes que da la inteligencia para desactivar cuanto antes estas acciones criminales; así mismo las comunidades del país, los grupos organizados y las fuerzas vivas deben proceder a la coordinación y el diseño de planes que lleven a detectar al instante el peligro cuando pise tierra de la comunidad.

Las autoridades deben ser enérgicas e implacables y preservar sanciones ejemplares que no dejen espacio a las dudas, y se quede claro de que estas agresiones contra niños indefensos no pasaran sin el castigo que emana de la ley; así mismo, si bien es cierto la comunidad no debe tomar la justicia en sus manos, pero no menos cierto es que, comprobado un hecho sangriento cruel como el colocado sobre el tapete, se debería también dejar el ejemplo imborrable, para que las vestías que así proceden (una vez bajo control de la población) no olviden jamás la huellas de un pueblo indignado ante esa barbarie. Hay que darle duro y de frente, donde más les duela.