POR ALEJANDRO SANTANA
No dudo de la objetividad de muchos, pero me remito a las palabras de dos ilustres periodistas al recibir reconocimiento del Estado.
Juan Bolívar Díaz y Rafael Molina Morillo, el primero director durante muchos años de un conglomerado comunicacional, el segundo ha sido el director de la mayoría de los periódicos dominicanos, y han coincidido en afirmar que todo el que ha ejercido con honestidad, es muy pobre.
Ahora hay quienes desde sus inicios han sido asumidos por proyectos políticos y los han llevado de la mano, o por ser parientes de poderosos han recibido grandes favores, han sido embajadores, cónsules o han estado en palacio.
Es la radiografía general, y diría yo excluyendo a Barahona, donde los empleos en empresa de la materia son escasos y mal pagados, donde no existe el criterio de que publicitarse hace bien a sus negocios y empresa, que la asumen como un favor de amigos.
Pero no solo es el fenómeno; en los últimos años el ejercicio del periodismo se ha visto invadido por profesionales de otras áreas, que sacan jugosas ganancias de un ejercicio acomodado, y en esta parte no estoy en contra de nadie,(lo digo por las susceptibilidades).
Ahora no son nuestro único obstáculo, tenemos en contra a quienes son los edecanes de los políticos y funcionarios que por su condición de serviles incondicionales no hacen saber a estos que en ocasiones sus reacciones son mas irracionales que correcta.
En síntesis, siempre algunos funcionarios y aspirantes a posiciones electivas estarán en desacuerdo con los periodistas que hacen el esfuerzo de ser objetivos.
Porque la objetividad nos obliga a hablar o escribir sobre las cualidades de cada uno sin el interés de denostar a los demás y sacando el momento oportuno para resaltar las cualidades de cada uno.
Y observando las implicaciones jurídicas y mandatos constitucional de preservar la honra de cada quien y tampoco llegar a la difamación.
Juan Bolívar Díaz y Rafael Molina Morillo, el primero director durante muchos años de un conglomerado comunicacional, el segundo ha sido el director de la mayoría de los periódicos dominicanos, y han coincidido en afirmar que todo el que ha ejercido con honestidad, es muy pobre.
Ahora hay quienes desde sus inicios han sido asumidos por proyectos políticos y los han llevado de la mano, o por ser parientes de poderosos han recibido grandes favores, han sido embajadores, cónsules o han estado en palacio.
Es la radiografía general, y diría yo excluyendo a Barahona, donde los empleos en empresa de la materia son escasos y mal pagados, donde no existe el criterio de que publicitarse hace bien a sus negocios y empresa, que la asumen como un favor de amigos.
Pero no solo es el fenómeno; en los últimos años el ejercicio del periodismo se ha visto invadido por profesionales de otras áreas, que sacan jugosas ganancias de un ejercicio acomodado, y en esta parte no estoy en contra de nadie,(lo digo por las susceptibilidades).
Ahora no son nuestro único obstáculo, tenemos en contra a quienes son los edecanes de los políticos y funcionarios que por su condición de serviles incondicionales no hacen saber a estos que en ocasiones sus reacciones son mas irracionales que correcta.
En síntesis, siempre algunos funcionarios y aspirantes a posiciones electivas estarán en desacuerdo con los periodistas que hacen el esfuerzo de ser objetivos.
Porque la objetividad nos obliga a hablar o escribir sobre las cualidades de cada uno sin el interés de denostar a los demás y sacando el momento oportuno para resaltar las cualidades de cada uno.
Y observando las implicaciones jurídicas y mandatos constitucional de preservar la honra de cada quien y tampoco llegar a la difamación.