POR JOSE VALENTIN PEREZ
En el año 1994, el binomio representado por José Francisco Peña Gómez y Fernando Álvarez Bogart, fue burlado por Joaquín Balaguer, tras la celebración de unas elecciones fraudulentas, donde los resultados se ofrecieron tres meses después, y permitieron la continuidad del viejo caudillo en el poder. Esa misma noche, Peña Gómez, sabía que las elecciones no fueron más que un engaño, y en medio de la efervescencia, y la ira de muchos de sus dirigentes, y seguidores, que estimulaban tomar las calles, fueron apaciguados por él, cuando les dijo: “Váyanse a la iglesia, oren, y pídanle al todopoderoso, les dé fortaleza, tranquilice sus almas, entendimiento, para que mañana, con la cabeza más fría, tomemos la mejor decisión para el país y para el partido”.
Peña Gómez, estaba destrozado, cuenta Abril Peña, una de sus hijas, que ya en casa, le preguntó a su padre, ¿ Por qué mandó a la gente a las iglesias y no a las calles? él respondió lo siguiente: “Mi hija, cuando yo era joven, refiriéndose al 24 de abril de 1965, y mientras laboraba en las instalaciones de Radio Televisión Dominicana, alenté al pueblo a lanzarse a las calles, murió mucha gente, quedaron muchos niños huérfanos y muchas madres solteras; y no quiero cometer nueva vez ese error. No quiero que la historia me recuerde, como el hombre que por una apetencia personal mandó al pueblo a la muerte”.
Algo parecido, aconteció la tarde del 15 de abril del año 2015, cuando el Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana, se reunió en el Centro Turístico Metro Country Club, en Juan Dolio, y mediante la seducción inapropiada de una supuesta mayoría de ese organismo, se logró imponer una reelección, la cual dejó estragos, laceraciones imborrables para la democracia dominicana y todo el Sistema Político Nacional. Aquella vez, Leonel Fernández se inmoló, entregó su sangre, apaciguó a sus seguidores, pidió a Dios la Sabiduría de Salomón y la paciencia de Job. Enfrentó con valentía, determinación y coraje lo acontecido, y como si fuese poco, fue el mayor responsable de que Danilo Medina alcanzara el porcentaje con que fue reelecto, 62% del electorado.
¿Motivos?
Primero, el compromiso patriótico con el pueblo dominicano y su estabilidad social. Segundo, evitar un desgarramiento y una inminente división del PLD y de todas sus estructuras, lo que traería como consecuencia una desestabilización del sistema de partidos políticos, una lesión a la democracia y un retroceso en todos los órdenes. Las últimas declaraciones ofrecidas por el entorno de Medina, apuestan a su permanencia en el poder.
¿Leonel Fernández, estaría dispuesto a inmolarse nueva vez, a sabiendas de que el 2020, será un año de cambios radicales en todo el Sistema Político Nacional? ¿Permitir, que su obra de gobierno durante sus doce años sea mancillada, o no reconocida en su justa dimensión? ¿Ser perseguido, con el único objetivo de quebrantar su liderazgo y el de su entorno? Como se expresó en ese sentido el ex Director de Aduanas, Fernando Fernández, durante su participación en el programa A Fondo, el pasado 17 de marzo: “Quirino Ernesto Paulino Castillo, fue traído al país, desde el Palacio Nacional, con el único objetivo de manchar a Leonel Fernández”.
Por último, Leonel Fernández, es consciente, que una nueva reelección de Danilo Medina, disminuiría sustancialmente las posibilidades de retornar al poder después del veinte.