POR ELEUTERIO MARTINEZ
Monte Grande será un gran alivio para las comunidades de Vicente Noble, Tamayo, Jaquimeyes, Bombita, Fundación, Palo Alto, Peñón y una decena más de asentamientos humanos que son blanco directo de las inundaciones frecuentes del Yaque del Sur, pues todos ellos se encuentran en la misma ruta o tramo final de este río, el cual tiene la costumbre de desbordarse a causa de los ciclones o tormentas que frecuentan el Caribe.
Sin embargo, este proyecto es multipropósito, pues en el mundo ya no se construyen presas con un solo objetivo, en vista de que los impactos ambientales inherentes a la obra son tan marcados o considerables que uno solo no justificaría su ejecución y por lo tanto, se procura que toda presa pueda brindar múltiples beneficios y, en este caso, trascienda problemas que por otra vía resultan prácticamente insalvables, como éste de las inundaciones catastróficas a las que permanentemente se ven expuestos estos pueblos del Valle de Neiba y La Hoya de Enriquillo.
No hay dudas de que Monte Grande es un gran acierto y viene a satisfacer aspiraciones legítimas, reclamadas durante décadas por las iglesias, comunidades organizadas y los agricultores que son quienes sufren más fuerte el embate de la destrucción y desolación que crean las avenidas del Yaque del Sur.
Monte Grande es un proyecto de proyectos que no solo magnificará campos como la agricultura, agroindustria, minería, pesquería, artesanía, servicio de agua potable y usos múltiples en las tres provincias (Barahona, Bahoruco e Independencia), si no que sin proponérselo o se contemplase, será el punto de partida para el tan anhelado desarrollo turístico en el circuito del Lago Enriquillo.
Es muy probable que los efectos colaterales de este proyecto creen una verdadera revolución y cambien por completo el rostro del Suroeste, de manera tan o más positiva que lo hasta ahora esperado que hiciese Bahía de Las Águilas.
Es probable que el Aeropuerto Internacional María Montez adquiera el verdadero sentido que impulsó su construcción y hasta obligue a las autoridades locales a pensar que Barahona necesitaría aprovechar la ventaja inconmensurable de un puerto al estar a la orilla del Mar Caribe.