POR RAFAEL MENDEZ
Periodista-Diputado
Recomendaba Mao Tse-tung, fundador de la República Popular de China y uno de los personajes más importantes del siglo pasado, que “aprendamos a convertir una cosa mala en buena”.
En mi condición de maoísta durante muchos años, le he sacado mucho provecho a esa sabia orientación del viejo líder chino.
Y por eso observo con mucha atención las críticas destructivas, hechas con toda la mala leche del mundo, llenas de prejuicios, de toda suerte de inquina y con el evidente propósito de hacer daño.
Pero, como dice el refrán: “ofende quien puede, no quien quiere”.
Si mal no preciso, Abraham Lincoln decía que lo peor que le puede pasar a un político es que nadie lo critique.
“Sancho…parece que estamos avanzamos…lo perros nos están ladrando”, le comentaba Don Quijote a Sancho, quien le acompañaba en búsqueda de Dulcinea.
En varias entregas publicaré unos trabajos titulados “Un hijo de Villa Jaragua le escribe a sus compueblanos”.
Llevo unas seis páginas escritas, y creo que produciré dos o tres más.
Lo único que quiere pedirles a quienes se animen a opinar es que lean primero.
Se lo pido, sobre todo, a quienes el odio, el prejuicio, la inquina, no les deja ver la luz del sol.
Aquellos obnubilados, víctimas de una lobotomía en la que al parecer sólo les inocularon maledicencia.