POR JUAN TOMAS OLIVERO
Apenas despuntaba el día y, con ello, el alba del día 11 de agosto dejaba ver los primeros rayos de luz de la mañana en la casa de retiro Salesiana de Jarabacoa, cuando esta Comunidad dejó saber a todo el país que el corazón de uno de sus hijos que le había servido por 53 años a la Iglesia Católica dominicana dejó de latir esa mañana.
Un día como hoy 28 de agosto, a las 10:00 am. del año 1976, en la Cancha Marino G. Matos de Barahona, con un sol picante y una alegría desbordante por la constitución de la nueva diócesis de la Iglesia del sur, fue consagrado Obispo y tomó posesión canónica ese mismo día Fabio Mamerto Rivas, quien a sus 44 años se convertía en el Obispo más joven del Episcopado dominicano.
La reunión Pastoral de Zona, como se le conocía al mecanismo de coordinación pastoral que operaba en el Centro de Promoción de Social de Cabral, previo a la instalación de la nueva diócesis de Barahona, cuando esta parte, hoy diócesis, era prelatura de la diócesis de San Juan de la Maguana cuyo Obispo era Mons. Tomás Francisco Reilly. La gran preocupación de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que participaban en este mecanismo de planeación y coordinación pastoral, fue como evitar que el nuevo obispo y su acto de consagración no fuera controlado por los ricos, políticos, militares y locutores de la región y de Barahona.
Se inició desde mayo hasta principio del mes de agosto una discusión sobre las disyuntivas de como mantener a quien sería el nuevo pastor de la Iglesia de la región mas pobre como un obispo de los pobres con los pobres. Esto incluyó una visita sorpresa al P. Rivas a Cutupú la Vega donde estaba viviendo aún el nuevo obispo designado, integrada por el P. Gerardo Rogmans, Santiago y José Batista Castillo (Sanabe), los tres quedaron impresionados por quien sería obispo de Barahona al encontrarlo conversando y compartiendo tirados sobre la acera de su casa materna.
En la siguiente reunión del mes de junio, nos hicieron saber a todos de las virtudes de humildad y afabilidad del nuevo obispo. Para esta reunión y luego de su viaje a Roma llegó a Barahona sin catedral ni casa episcopal Fabio Mamerto Rivas, quien se hospedó junto a su fiel amigo y compañero el P. Teófilo Castillo en habitaciones habilitadas para estos fines en el Colegio Divina Pastora, Capilla de este colegio que también utilizaba para celebrar misas. En junio se había adquirido la Casa del Dr. Caraballo frente al Hospital Jaime Mota que fungió de casa y obispado del nuevo pastor de la diócesis de Barahona aún no consagrado. A través del P. Estanislao Szarwark Párroco de la Iglesia Cristo Rey, parroquia a la que pertenecía, y Primer Canciller de la Nueva Diócesis, me invitó el nuevo obispo a pasar por su casa por mi condición de fundador y Coordinador del Movimiento de Pastoral Juvenil de la región. Desde entonces hasta el mes de diciembre de 1976 cuando partí al Seminario a Colombia, le acompañé como amigo y conductor de su vehículo mostrándole toda la región y cada parroquia de la recién constituida diócesis de Barahona.
Llegada la hora crucial en la primera semana del mes de agosto, la pregunta era como manejar la presencia del presidente Joaquín Balaguer en la ceremonia. La decisión de la reunión fue que la Parroquia Cristo Rey tendría la responsabilidad de la organización y ser anfitriones de las demás parroquias de la nueva diócesis. El padre Gerardo Rogmans propuso que el autor de esta columna fuera el monitor y conductor de la ceremonia con la encomienda de controlar políticos, militares, los ricos de la región y locutores; responsabilidad que compartimos con el P. Lorenzo Vargas y que se transmitió por Radio Televisión Dominicana, además, de que la seguridad del acto recayera bajo la responsabilidad del equipo de Dirección Juvenil de la Parroquia integrado por Luis Sánchez, Olmedo Peña, Ramón Pérez, Manuel Santana y Domingo Guzmán dirigido por un servidor.
Esta postura y decisión de los Sacerdotes, religiosos y religiosas, asumida también, por las comunidades cristianas de la nueva diócesis. Provocó la ausencia en la ordenación del presidente Balaguer, y en su lugar y representación del gobierno dominicano asistió el vicepresidente de la República Dominicana, Carlos Rafael Goico Morales.
La misma ordenación y lugar emblemático elegido para la ceremonia marcaron el nacimiento de la resurgente y esperanzadora iglesia de la región en extremo marginada y olvidada por todos los gobiernos. El Obispo Rivas cambió esa visión. Colocó la Región Enriquillo y diócesis de Barahona en el mapa de interés de la vida nacional. Se hizo sentir y oír en favor del derecho de los habitantes de esta región a ser parte de la justicia social en equidad y progreso de la nación dominicana. Más allá de la fragilidad humana con que se transita la vida, la grandeza de compromiso y fraternidad por un mundo mas justo, fueron la marca de su Alforja, Vara y Cayado de Pastor, animada por la égida de su lema episcopal:” Christus est Pax nostra (Cristo es nuestra Paz)”. Gracias amigo Fabio Mamerto Rivas por haber compartido con nosotros al celebras este 28 de agosto el 42 aniversario de tu legado e historia eclesial en el sur de cayuco y esperanza.