POR LUIS CARLOS VARGAS RONDÓN
El flamante establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales con la República Popular China, ha sido sin lugar a dudas la decisión diplomática más trascendente del Estado Dominicano en lo que lleva el siglo XXI.
Una decisión acertada del actual gobierno, refrendada como positiva por la opinión pública y lo sectores productivos de la nación.
Pero al entrar en contacto con aquella civilización milenaria es cuando se percibe en forma y fondo, el alcance y el impacto que estas relaciones traerán como consecuencia a nuestra incipiente economía. Con toda seguridad, se abre una gran puerta de cooperación comercial con millones de consumidores cuya economía está en un proceso de ebullición y de desarrollo inusitado.
Es China el país con mayor producto interno bruto PIB medido en paridad de poder adquisitivo, un coloso de la manufactura conocido como “La Fabrica del Mundo”, de las exportaciones de bienes y de capital de inversión extranjera; pero sobre todo, un aliado estratégico de los países en vías de desarrollo, que aporta asesoría y capacitación técnica, donde actualmente impulsa una ambiciosa expansión de sus relaciones comerciales con el mundo.
¿Cómo logró China ser una potencia económica en 30 años?
Comparto una tesis de que en China se ha combinado un cóctel ideal de factores que son: Primero: Cambio político del Gobierno a una economía de mercado que asume el capitalismo como modelo. Segundo: Super población de 1,355 millones de personas traducido a mano de obra barata ideal para el sector industrial; y tercero: El uso del Internet como principal plataforma de expansión comercial.
El E-Commerce o comercio electrónico es sin dudas uno de los trucos (si así se le puede decir) utilizado por pequeñas, medianas y grandes empresas en China, que fruto del “Internet Thinking” ha redefinido los modelos de negocios tradicionales propiciando la innovación y el aprovechamiento del internet como herramienta para hacer negocios. Es en ese sentido, que la Republica Dominicana debe apuntar y constituirse en un potencial participante de todo un engranaje mundial de abastecimiento que China prepara a corto, mediano y largo plazo.
Sin embargo, las barreras idiomáticas y las costumbres culturales representan desafíos que, si bien se pueden rebasar, es imprescindible contar con la voluntad y la cooperación de sus autoridades en post de acelerar este proceso necesario. Ante esta realidad son inevitables los acuerdos de cooperación bilaterales entre instituciones académicas, que permitan promover el conocimiento de cómo establecer relaciones comerciales sostenibles con el gigantesco mercado que representa la República Popular China.
El gobierno Chino persigue crear vínculos comerciales sostenibles y fuertes con los Estados interesados en interactuar comercialmente con ellos, por eso se hace imprescindible primero la participación del Gobierno Dominicano que defina nuevas reformas económicas que se adapten a los modelos exitosos de cooperación comercial con China, donde el Internet juegue un papel protagónico permitiendo la aplicación de modelos bien desarrollados por China que hacen posible el intercambio comercial entre industrias, empresas, productores y consumidores.
Una vez establecidos los mecanismos burocráticos entre ambas naciones, el mercado y las empresas dominicanas deben jugar un papel de adaptación al “Know How” Chino, que los atraiga a nuestros bienes y servicios y que permita importantes inversiones de capitales que ellos están dispuestos a realizar en el marco de la “Nueva Ruta de la Seda” que no es más que el nombre que el Gobierno Chino le ha dado a sus recientes pretensiones de instaurar un nuevo orden mundial, según ellos basado en la paz entre los países y la cooperación económica y comercial como fuente fundamental del desarrollo social.