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jueves, 17 de enero de 2019

Sor Dulce Calcuto en el Laberinto del Alcagé

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POR RAFAEL MENDEZ

-Sor Dulce Calcuto, querido amigo, te he escuchado con mucha atención. Espero haberte entendido-

-Me dices que tu preferido joven precandidato senador no tiene nada que presentar en ningún lado de la Provincia Bahoruco durante los ocho largos años que lleva en la función-

-Y que durante todo ese largo tiempo que lleva en el puesto, no ha forjado un perfil frente a la población, o sea, que la gente le identifique por sus acciones hacia un determinado sector social o comunitario-

- Vamos por parte, Calcutico de mi vida. Me dices que es un joven precandidato senador, que encarna el momento que vive y reclama tu país, y tu provincia en particular, que busca una renovación generacional-

-Y tú admites que tu joven precandidato senador se pasó seis años escondido, que hasta su gente más cercana entendía que no aspiraría, y que lo salvó la reelección por reelección-

-Me dices, Calcutico, que en estas navidades, como nunca, el hombre se ha dado en almuerzos y en cenas, y que ha llegado a algunas gentes con funditas del plan social del Gobierno…y que hasta se toma foto entregándolas-

-Y tú reconoces, y vi que lo escribiste en las redes, que el viejito ese que compite con el tuyo, tiene un gran trabajo social. Que se le reconoce como el diputado que apoya la educación. Que es un hombre de una gran vocación de servicio, y que es un gran ser humano. Hombre sencillo, humilde. Que la gente lo ve como suyo-

-El viejito ese es un gran trabajador. Un hombre de ideas, y de ideales. Con una reciedumbre moral a toda prueba. Tú me dices todo eso, Calcutico, pero vi que también escribiste que con esos valores nadie come-

-Calcutico…Calcutico, te estás durmiendo…despiertas…despiertas. Sé que vienes de muy lejos-

-No, Maestro… no…no. Pensando. Maestro…pensando…uuuuff…la cosa se ve fea.