VILLA CENTRAL, Barahona: “Slow Food” se trata de una organización global fundada en el 1989 que tiene como objetivo prevenir la desaparición de culturas y tradiciones alimentarias locales, para contrarrestar el auge de los ritmos de vida acelerados y para combatir el desinterés general sobre los alimentos que se consumen, sin conocer su precedencia y que afectan nuestra salud alimentaria.
En la República Dominicana esta iniciativa inició con un pequeño predidium fundado por Carlos Petrinie en la zona de Luego se creó el segundo en Los Patos en Barahona, y posteriormente se crearon uno en la costa norte fundado por el señor Yoel Aguareles y el más reciente en La Romana fundado por Enzo Gazzo.
Los fundamentos de este movimiento se basan en que la alimentación está relacionada con muchos otros aspectos de la vida, incluidos la cultura, la política, la agricultura y el medio ambiente. “A través de nuestras elecciones relacionadas con el consumo de alimentos podemos ejercer una influencia colectiva sobre la forma en que estos se cultivan, se producen y se distribuyen, generando en consecuencia un gran cambio”, explicó durante una conferencia sobre el tema el señor Delfrenso Laurent en la Feria de Turismo y Producción de Barahona.
La manera en que funciona este movimiento es incorporando una red heterogénea de actores que va desde los productores agrícolas, pescadores, especialistas en gastronomía, académico, cocineros, chefs, y activistas sociales que trabajan por la sostenibilidad, protección del medio ambiente y comercio justo.
Tres elementos sustentan este movimiento que son la defensa de la biodiversidad local, los “convivium slow food” que organiza eventos y actividades en el ámbito local para promover las buenas prácticas y compartir experiencias; y los mercados de la tierra una división del slow food
que trabaja sobre la educación alimentaria basándose en estudios sobre diferentes aspectos de la alimentación y a producción. Existe una red de mercados de agricultores que respetan esta filosofía.
“Los mercados de la tierra se crean cuando una comunidad se une para crear un lugar de encuentro entre consumidores y productores ayudando a fortalecer la economía local”.
Uno de los baluartes del movimiento es la defensa de la biodiversidad local. “Con los años este componente del movimiento se ha convertido en uno de los instrumentos más importante para poder poner en práctica políticas sostenibles en la agricultura y a biodiversidad, se suman más de 13 mil productores e involucra más de 500 baluartes que operan apoyando la producción de calidad en sus comunidades asegurando la producción de especies nativas y variedades de plantas locales”, enfatizó Laurent.
Otro componente importante en esta tendencia es la colocación de etiquetas narrativas en los canteros donde se encuentran los productos. “Se trata de un tipo nuevo de etiqueta, etiquetas narrativas que ofrece información precisa sobre los productores, sus empresas, las variedades de plantas o de especies animales utilizadas, las técnicas de cultivo, los procesos de cría, el bienestar animal y las zonas de origen.”
En República Dominicana el Hotel Caserma y su huero “Slow Food”
En el 2013 los propietarios del Hotel Caserma en La Romana junto a la Fundación de Corazón a Corazón, iniciaron con un pequeño huerto para educar y proporcionar comida a los niños de la escuela de la comunidad.
Posteriormente deciden crear el “convivium slow food” y el mercado de la tierra donde venden principalmente vegetales, bietolas, lechugas, tomates, acelgas, berenjena, zanahorias, zucchine, frutas de temporadas y miel.
El mercado de la tierra se realiza todos los sábados por la mañana y su objetivo es favorecer a los productores locales orgánicos que venden directo al público in necesidad de intermediarios.