Por Ramón Núñez Ramírez
Frase lapidaria de José Francisco Peña Gómez, ¨solo el PRD derrota al PRD¨, el mayor líder de masas del siglo pasado advertía que la lucha de tendencias y la división sacarían al PRD del poder. Lo que Peña Gómez no advirtió es que también la economía podía derrotar al partido y lo que tampoco el máximo líder iba a sospechar es que esa gran organización, o las siglas, terminarían convirtiéndose en un partido minoritario, ¨bisagra¨ del PLD, aportándole votos pero también prestándose a cualquier triquiñuela politiquera para mantenerse cercano al poder y disfrutar de posiciones y grandes negocios.
El PRD perdió las elecciones en 1986 por la división entre Peña Gómez y Majluta, pero también por la crisis económica de 1982; en el 2000 de la mano de un Hipólito Mejía, carismático y atípico, logró derrotar a Danilo Medina, quien junto a su partido apenas obtuvo el 25%, cuasi empate con el nonagenario Dr. Balaguer. Parecía que el reino del PRD seria largo, sin embargo las luchas intestinas y la más grave crisis económica de la época democrática, generada por el pésimo manejo de las quiebras bancarias fraudulentas, provocaron la derrota de Hipólito Mejía y mantener el invicto a Leonel Fernández. Hipólito logró modificar la constitución para repostularse, lo cual era una especie de anatema en el PRD anti-releccionista, más no pudo reelegirse.
En el caso del PLD la economía no representa un problema, en el primer gobierno de Leonel Fernández 1996-2000 se preservó el crecimiento con estabilidad y a su regreso en sus dos gobiernos y ahora en la administración de Danilo Medina el país está a punto de cumplir quince años consecutivos de crecimiento con estabilidad, el periodo más largo en la etapa democrática.
El diestro manejo macroeconómico de las dos administraciones del PLD ha permitido llevar el PIB de US$23,186.6 millones en 2004 a US$81, 282.5 millones a diciembre del 2018 y en ese mismo periodo la pobreza se ha reducido de 49.9% a 23.8%, mientras la pobreza extrema se redujo de 15.3% a 2.9%.
El manejo macroeconómico, unido a una fuerte política social, así como la edificación de un gran infraestructura, hace al PLD prácticamente invencible, a menos que la irracionalidad que se aposentó en el PRD gracias a la masificación, y el afán de lucro se haya trasladado al PLD.
La única salida, el único bajadero, que garantice la unidad y el triunfo es un acuerdo entre los dos grandes líderes, que además han sido presidentes, a diferencia del PRD, un acuerdo cuya premisa principal sea el respeto a lo pactado, a los quince puntos que firmaron todos los miembros del Comité político y el Central.
Cualquier actuación al margen de ese acuerdo va a provocar un repudio general de las mayorías, de las principales organizaciones de la sociedad civil, de la oposición, de una parte del partido y de los denominados poderes facticos que ya se han pronunciado.
Cualquier actuación unilateral va a provocar una crisis política cuyo calado sería difícil de evaluar y por consiguiente afectaría la economía, el puntal principal de los gobiernos del PLD.
No hay otra salida que no sea un acuerdo entre Danilo Medina y Leonel Fernández, el contenido tendría elementos de corto plazo y otros de mediano plazo como una eventual modificación constitucional para habilitar al Presidente Danilo Medina para otros procesos electorales, pero esa modificación necesariamente tendría que auscultar otros aspectos vulnerables de la carta magna como es esta situación donde un pais está a expensas de la decisión de un hombre.
Negociación es la solución, lo otro es un salto al vacío que sacaría al PLD del gobierno y daría paso a una oposición que necesariamente tendría que activar todos los expedientes contra los funcionarios de la última etapa y pondría en manos inexpertas una economía que va muy bien pero que requiere de medidas importantes en 2020.