POR SANTO SALVADOR CUEVAS
Aveces, de repente, siento un asco profundo por la política pues de "la ciencia más pura", tal la definió el Patricio Juan Pablo Duarte, esta ha devenido en una letrina asquerosa y mal oliente.
Desde muy lejos, y hasta esta semana, de manera reiterada y justa, pude escuchar los mejores elogios y alabanzas para el señor Gonzalo Castillo:
> Que es el mejor ministro que ha tenido Obras Publicas en toda su historia.
> Que Gonzalo "la botó" con eso de la seguridad vial.
> Que en la historia nacional ningún ministro había asfaltado tantas calles, tantas comunidades.
> Que Gonzalo es un angel, bueno y solidario, incapaz de dejar morir un niño por falta de apoyo.
> Que este país fuera desarrollado si contara con 10 Gonzalo Castillo.
En fin, una y mil veces escuchamos decir cosas muy lindas y positivas sobre Gonzalo Castillo, pero eso fue hasta está semana, hasta el día que el hombre anunció al país sus aspiraciones presidenciales.
Ahora de repente nos lo quieren vender como lo peor, le han sacado de todo y "sin limpiarse su hedionda boca", nos lo pintan de manera distinta al Gonzalo humano y sencillo que todos conocemos.
Por mi parte que no paren de caer tan bajos y de ser politiquillos de poca monta, prefiero quedarme con el Gonzalo que transformó este país, con el Gonzalo humano y solidario. Me quedo con el Gonzalo mejor gerente de este Gobierno. Con el Gonzalo fiel y leal a su líder y a su país.
Nos quedamos con el discípulo que más se parece a Danilo Medina, el que ha de continuar su obra, su legado.
Me quedo con el Gonzalo Castillo autentico.