Por Still Pérez
Hace unas semanas, exhorté, por este mismo medio, a dejar la inercia, la desidia, la apatía y el desdén frente a las cosas sociales. Lo hice sin estar siquiera pensando en aspiraciones congresionales.
Llevo, desde aquel tiempo hasta hoy, un intenso encuentro con las personas. He descendido a los barrios dispuesto a ayudar, siendo yo pobre y sin empleo estatal.
En los barrios, veo dibujada, en el rostro de la gente, la descomprensión y el abandono, más que la carencia económica.
Los aportes por nosotros hechos, no los he publicado. He hecho esto toda mi vida porque mis formadores me han inculcado el sentido de la solidaridad y el valor de la generosidad.
Aprendí que no hay que tener mucho para aportar.
Me siento satisfecho, porque he iniciado un camino político que se vincula perfectamente con la idea de servir y mi valor de ser solidario.
¡Aprendamos la solidaridad!