POR STILL PEREZ
Las investigaciones criminales, en los países más desarrollados que el nuestro, han venido caminando hacia estadios cada vez más racionales, más científicos, brindando resultados impresionantes en materia de descubrimientos de autores de crímenes. De ahí la consabida frase "no hay crimen perfecto".
Desde los tiempos de Locard, aquél célebre investigador de las agencias policiales que estableció el principio, según el cual "cada vez que se hace contacto con otra persona, lugar, o cosa, el resultado es un intercambio de materiales físicos", se sabe que una buena investigación cierra "todas las válvulas" de escape de cabos que son preciso amarrar.
José Dolores Ruiz Cuevas, Chino, el oficial superior asesinado recientemente, fue víctima de una "aparente ejecución", la cual se deduce por la forma de cómo ocurrieron los hechos, se habla de 7 disparos por la espalda para asesinar a Chino. A esta hipótesis no se le ha prestado la debida atención, pese a ser verosímil; sin embargo, hipótesis menos probables, como la que alega uno de los "bandidos", han sido determinantes a la hora de definir líneas de investigación.
Estamos hablando de algo serio: un criminal que se deleita hablando frente a la Prensa, que descarga implicados, empaña moral y encubre a otros involucrados, no puede ser el "eslabón perdido" que deban valorar nuestras autoridades.
La familia Ruiz Cuevas está destrozada por la irreparable pérdida de su familiar, y, ahora, por la deshonra que sufre, ya muerto, por parte, precisamente, de su mismo ejecutor.
¡No cierren el caso, investiguen un chin más!
El autor es: Abogado
