POR STILL PEREZ
El hecho de que usted tenga acceso a informaciones, dada la profusión que ofrece las redes, no le da ninguna autoridad para asumir posturas concluyentes ante temas altamente científico, ni mucho menos para criticar a quienes sí dominan estos temas.
Un carpintero clava mejor un clavo o taladra mejor una pared que yo, que no lo soy, por más fácil que resulte ser el oficio. El micrófono conoce la voz de los locutores, me ha dicho en más de una ocasión mi padre, un maestro de la voz.
La ciencia médica requiere de una dedicación sacerdotal, de una consagración de la propia vida a ella, para poder alcanzar un nivel de competencia aceptable. ¿Por qué insistir en que sabemos tanto del coronavirus?
En las redes sigo lo que publica el doctor Octavio Féliz Vidal, publicaciones que él no escribe sino que comparte, puesto que no es epidemiógo; pero como academico consagrado, profesor de microbiología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, durante casi 30 años, autor de textos de microbiología y médico sexólogo, recurre a una actualización permanente como profesional altamente competente y responsable. Eso le confiere autoridad para saber qué información leer, escoger y transmitir.
El acceso a información profusa y abundante no reemplaza al profesional, puesto que la experiencia no es algo que se pueda obtener a través del dato seco o la información cruda, muchas veces sin saber de dónde sale.
No es lo mismo compartir una información acerca del coronavirus,que he conseguido a través de un medio ordinario, información elegida por mí que soy un lego en la materia, que compartir una que un profesional en el área ofrezca.
Información no es conocer, ambas categorías tienen notas distintivas que hay que respetar.
Debemos tener mayor respeto por la información, hágase notas de lo que los profesionales competentes dicen, no de lo que usted piense o juzgue acerca de lo que no tiene conocimiento ni experiencia.
El tema del coronavirus es delicado, no es un juego. China, Italia, Irán, España y Estados Unidos, deben ponernos a reflexionar.