POR STILL PEREZ
Procuraré convertir los hechos en enunciados para no hacer juicios de valor ni perder la objetividad ante un tema tan serio como la pandemia del coronavirus.
Estamos ante una crisis de salud y económica. Se han registrado miles de muertes en países poderosos del mundo. Ante la ausencia de "cura" contra la infección, la única medida un poco eficaz es el aislamiento, para lo cual se pronunció nuestro Gobierno, como forma de establecer la llamada cuarentena.
Dada la ubicación geográfica en que se encuentra la República Dominicana, entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, nuestro clima favorece el temperamento indisciplinado de nuestra gente. En situaciones normales, no es necesario abastecerse previendo el futuro ni fomentar la cultura del ahorro, pues en cualquier momento la gente sale y compra la comida o consigue el dinerito del día. En pocas palabras, se vive el día a día.
Establecidas estas premisas, es fácil darse cuenta, que resulta más difícil para el dominicano prepararse para la crisis económica que para la crisis de salud. No hay comida en las despensas de nuestros hogares ni dinero en los bancos. Es la situación general de nuestros habitantes.
En una cuarentena no se puede chiripear ni ejercer el empleo formal. El Gobierno tendrá necesariamente que remediar esta situación. Se impone, junto a las medidas ya tomadas, un plan de abastecimiento racional, de alimentos y medicinas, a las familias en condiciones económicas precarias.
Que Dios nos ampare.