Por David Ramírez
En Barahona las oportunidades de trabajos son escasas y existe mucho desempleo. Son pocos los que gozan de un salario digno en la ciudad.
En término sectorial, según las estadísticas, el Estado sigue siendo el mayor empleador individual en el mercado laboral de la provincia. Aunque el comercio formal genera muchos empleos en la ciudad, en las últimas décadas el motoconcho y el comercio informal han sido las únicas opciones de subsistencia para miles de barahoneros.
Desde el descalabro y privatización del ingenio Barahona, que era la principal fuente de trabajo en la ciudad, a falta de empleo los barahoneros han tenido que ingeniársela para poder sobrevivir, montando toda clase de pequeños negocios informales.
En Barahona tenemos una Zona Franca, pero a diferencia de la ciudad de Santiago, muy pocos barahoneros prefieren trabajar en ella por los bajos salarios y por la sobre explotación laboral a que son sometidos por los inversionistas coreanos.
La mayoría de los jóvenes de Barahona sobreviven del motoconchismo, también la ciudad tiene una gran cantidad de adultos que realizan alguna actividad económica o “chiripeo”, como su principal modo de vida.
Muchos barahoneros, que ya están acostumbrados a vivir en la precariedad económica, pueden vivir con poca ropa y sin zapatos, pueden vivir sin luz, sin Internet, sin teléfonos, pero no pueden vivir sin comida, sin agua, sin higiene y sin salud.
Ahora con la aparición del coronavirus es una situación extremadamente compleja y difícil para muchos de ellos, principalmente para los motoconchistas, ya que su trabajo los obliga a tener demasiados roces físicos con los pasajeros.
Ellos no pueden guardar la distancia de dos metros, establecido por los protocolos de salud en el caso del coronavirus con los pasajeros, porque eso es imposible.
En verdad nada pueden hacer, tienen que elegir entre quedarse en sus casas y morirse de hambre o salir a las calles y contagiarse con el virus.
Pero el motoconcho les deja a mucho de ellos cada día, en promedio, entre RD$700 y hasta RD$1,000, cuando el día está "bueno".
La mayoría de esas personas no tienen ahorros en el banco, no tienen las neveras y las despensas llena de comida, tienen que salir todos los días a las calles a buscar el sustento de su familia y lo que consiguen no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas. Esa gente no puede quedarse en sus casas porque morirían de hambre.
Si el gobierno declara el Estado de Emergencia Nacional por el coronavirus e implanta el confinamiento o Estado de excepción por la fuerza a los ciudadanos en sus hogares sin garantizarle la comida, lo estará obligando elegir entre morir de hambre o caer muertos por las balas de los militares y policías que estarán en las calles .
En Barahona y otros pueblos del país existe mucha miseria, producto de las desigualdades sociales. No podemos copiar modelos extranjeros para enfrentar el coronavirus, que ya han mostrado que fracasaron porque aún no han detenido las muertes de ancianos y personas vulnerables.
Insisto que debemos tener nuestros propios protocolos médicos para enfrentar la enfermedad, poniendo énfasis en el factor humano y económico de nuestros habitantes.
El coronavirus no se erradica con represión y métodos bárbaros contra el pueblo, sino con planificación, descubrimiento de casos, aislamientos de posibles contagiados y cuidados médicos gratuitos para todas aquellas personas afectadas.