Barahona.- Las administraciones de gobierno de Leonel Fernández e Hipólito Mejía, no lograron nada concreto.
Sus administraciones no lograron cristalizar el sueño de los habitantes de esta región. Sin dudas, del proyecto de mayor impacto social, económico y ambiental en una región históricamente olvida, económicamente deprimida, dada la irresponsabilidad de los distintos gobiernos. Monte Grande, considerado como el “metro del Suroeste” ha encontrado muchos obstáculos, pero no amilana la firmeza de sus hombres y de sus mujeres que hace unas cinco décadas demandan su ejecución.
Sigue siendo una deuda pendiente con los-as habitantes de esta zona, pues el gobierno del presidente Danilo Mediana no logró terminarla y ha sido muy poco el avance, por variadas razones: los problemas políticos de Brasil, obstáculo superado, pero la pandemia del nuevo coronavirus resultó otra piedra en el camino y castró nuevamente el deseo de la región de verla ejecutada y en operación.
Quedó al gobierno electo, que encabezará a partir del 16 de agosto, Luis Rodolfo Abinader Corona, cristalizar el sueño de los suroestanos, ya que sigue pendiente dar respuesta a las aspiraciones de desarrollo y de progreso de una de las zonas más pobres del país.
Será el nuevo gobierno quien tendrá la responsabilidad histórica de hacer realidad la exigencia de décadas de los suroestanos-as que tienen cifradas sus esperanza de desarrollo, bienestar y avance económico en la presa de Monte Grande.
Obispo y senador
El obispo de la Diócesis de Barahona, Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, quien preside la Comisión Permanente de Desarrollo de la Región Enriquillo, órgano que ha impulsado la construcción de Monte Grande y el senador Eddy Mateo Vásquez, la voz del proyecto en el Congreso Nacional, están esperanzados en que el gobierno electo asuma el proyecto con todo el carácter que requiere el mismo.
Mateo Vásquez, contactado en exclusiva por Listín Diario por la vía telefónica, está esperanzado que el presidente electo, Abinader Corona, pueda retomar el proyecto que, afirmó constituye la “esperanza” de toda esta región del Suroeste de República Dominicana.
“Ese proyecto tiene su financiamiento asegurado. Tiene todo, todo, todo y no hay razón para que se paralice, por lo que nosotros hacemos un llamado al presidente electo Luis Abinader para que continúe con la presa de Monte Grande que devolverá la esperanza a cientos de miles de hombres y mujeres de la región más pobre del país”, dijo el legislador sureño.
Monseñor Romero Cárdenas, contactado por la vía telefónica, dijo a Listín Diario que “estamos totalmente esperanzado que la obra se termine, pues lo consideró como el objetivo “uno uno” por el que la región durante muchos años ha estado trabajando.
“La gran meta de nosotros como región es la presa de Monte Grande y quisiéramos verla terminada cuanto antes. Sabemos todo lo que se ha presentado y no se podrá terminar ni entregar en el tiempo que se pensó, pero tocará a las nuevas autoridades llevar adelante el proyecto y esperamos no se detenga”, dijo la máxima autoridad jerárquica de la Iglesia Católica en la Región Enriquillo.
Muy poco avance
Ha sido muy poco lo que se avanzó en el proyecto que a pesar de las dificultades por los problemas de Brasil que llevó al gobierno del presidente Danilo Medina a identificar otras fuentes de financiamiento, el cual logró a través del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
En abril de 2018 el Estado dominicano firmó un contrato de préstamo con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), por valor de US$249.6 millones de dólares para ejecutar la Fase III del Proyecto Múltiple de la Presa de Monte Grande, pero ha sido muy poco lo que avanzó a pesar de tener el dinero, excepto en el centro poblado para alojar a las familias afectadas por la construcción del proyecto, cuyas familias ya recibieron sus certificados.
Sin embargo, la presa de Monte Grande, que se ejecuta en la zona media de la cuenca del río Yaque del Sur, a cargo del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), obra que forma parte de un complejo hidráulico con la finalidad de dar respuesta a una serie de necesidades acumuladas en décadas que tienen pobladores de la cuenca baja del río (comunidades de la provincia de Barahona, Bahoruco e Independencia), no logró avanzar mucho.
Según una fuente del INDRHI, que solicitó reserva de su identificada, reveló a este reportero que en la actualidad la obra se encuentra en un 45% de su ejecución, ya debido a que el ritmo de construcción disminuyó con la pandemia que azota al globo y al país: el nuevo coronavirus.
¿Qué avanzó?
Precisó que durante los años 2018-2019 el ritmo de trabajo fue de 24 horas “en todos los frentes”, pero que las actividades se redujeron significativamente a partir de las medidas anunciadas por el gobierno el pasado marzo cuando con la aparición de la enfermedad y registro del primer caso importado de coronavirus en el país.
“No obstante al cierre decretado, el proyecto continuó su ritmo de trabajo en el muro de la presa, una forma de cumplir con la programación y requerimientos técnicos”, dijo la fuente que prefirió el anonimato.
Señaló que el interés de lo que se avanzó ha sido garantizar la “ataguía incorporada” a una altura de 174.5 metros de altura, para garantizar que cualquier fenómeno hidrometeorológico que ocurriese, sobre todo, en plena temporada ciclónica, se pongan en riesgo los avances alcanzados y a las comunidades ubicadas en el entorno de la obra.
Las obras que han continuado con su avance en la construcción de la presa son: el muro de obra, vertedero de servicio y compuertas de fondo.
También, se avanzó en la construcción de las 391 viviendas para alojar a las familias afectadas con la edificación de la presa, que se esperaba terminar en los meses junio-julio, pero los trabajos pararon.
“Aunque han iniciado algunos trabajos estos podemos calificarlos de tímidos, debido a que para su activación original se requiere la presencia de muchas mano de obra y esto podría convertirse en foco de propagación del COVID-19”, explicó.
Importancia del proyecto
La principal finalidad de la presa de Monte Grande es el control de las avenidas de las aguas, ya que cada temporada ciclónica se intranquilidad la población de la región, debido a que las riadas provocan daños cuantiosos en vidas y propiedades.
Otro de los beneficios de la obra es garantizar el suministro de agua potable a las familias potable para el consumo e irrigar a unas 700,000 tareas, 350,000 nuevas que se incorporarían a la producción agrícola y eliminaría más de 300 bombas accionadas por combustible de los predios agrícolas que dependen del río Yaque del Sur.
Además, producirá la generación de al menos 17.8 MW de electricidad, activará la producción pesquera en el embalse, fomentará el ecoturismo para mejorar y garantizar la calidad de vida de las familias, no solo de la zona en donde está ubicada la presa, sino de toda la región.
Además, de que servirá como dique de contención de la furia de la naturaleza cada temporada ciclónica e incidir positivamente en la producción agrícola, una vez puesta en operación la presa de Monte Grande generará fuentes de empleos directos e indirectos.