Sin pasión política, pues no somos apasionados en política y ni siquiera hablamos mucho de política, sinceramente no sabemos si felicitar o poner en oración al equipo de gobierno que tomará las riendas del país en unos 40 días. El estado actual del país y el mundo nos hace pensar así.
Las nuevas autoridades vienen a manejar una gigantesca crisis sanitaria, crisis económica, crisis social (desempleo, delincuencia, inseguridad, irrespeto a las leyes, calidad de la educación... y todo lo que se deriva de cada uno de esos factores).
Muchos de esos factores, otros no, son consecuencia de la terrible pandemia de COVID-19 que afecta al país y al mundo, con la inquietante desventaja de que no se sabe hasta cuándo será su incidencia.
El nuevo gobierno, sin embargo, tendrá a su favor el hecho de que todos sabemos de esa gran crisis que le dará la bienvenida en la toma de posesión. El pueblo sabrá ser tolerante y comprensivo, y ese pueblo de seguro apoyará todas las medidas que emprendan las autoridades con fines de paliar o resolver la crisis y sus problemas. El pueblo no es el mismo de hace tres décadas, el pueblo ya entiende, asimila y actúa. Y el pueblo sabe lo que encontrarán las nuevas autoridades.
Quiera Dios que este nuevo gobierno consiga las herramientas necesarias, consiga la cooperación necesaria y que tenga la buena intención y la actitud e inteligencia para menguar, por lo menos, la gran crisis.
El nuevo presidente, Luis Abinader, a nuestro entender, viene con esa buena intención. Así lo prometió en su campaña y no hay ninguna razón, al momento, de dudar de sus promesas. Incluso anoche, en un improvisado y corto discurso en su comando de campaña, cuando la proporción de votos lo daban ganador, recalcó que viene a gobernar con transparencia y que lo hará por el pueblo. Ahí debemos todos felicitarlo!.
Ahora, aparte de esa gran crisis económica, social y sanitaria (ya no tanto política después de las elecciones), en que el PLD le entrega el comando al PRM, el nuevo presidente y su equipo deben tener presente pemanentemente, otra realidad, una realidad que no deben olvidar nunca, una realidad que incluso deben tenerla como guía para evitar muchos problemas.
Esa realidad es que el pueblo no votó por Abinader, el pueblo no votó por el PRM, el pueblo votó en contra del "establishment". El pueblo, según muchos analistas, se sentía cansado de oir tanto hablar de corrupción y de impunidad, muchos funcionarios acusados en público de corruptos, con grandes patrimonios después de ser funcionarios y ni siquiera se han defendido también en público, el pueblo votó por cambiar eso.
Ese pueblo encontró en Abinader la vía más expedita, pero el trasfondo era un cambio. Si Abinader no lo entiende así, si se engrandece pensando que más del 50% del pueblo lo eligió y se desvía de lo que la gente quiere, tendría muchos problemas. Y esta gran crisis económica y social es una yerba seca que se puede encender con una diminuta chispa.
Nadie duda que los dos gobiernos de Leonel Fernández y los dos de Danilo Medina, consecutivos los cuatro desde el 2004, transformaron el país y lo han encausado hacia la modernidad y el progreso. Y esos gobiernos tuvieron cada uno en su momento una gran aceptación popular. Sólo en las elecciones anteriores, en el 2016, Danilo le ganó, precisamente, a Abinader, con más del 60% de los votos.
Y qué pasó ahora para que se vire la torta, como decimos los dominicanos?... Las razones las conocen todos: división del PLD, percepción sobre corrupción e impunidad sin una respuesta de defensa del gobierno, como si fuera un "no me importa", percepción de una justicia politizada, pasiones y luchas internas, sin importar las consecuencias, y ... el mango maduro goteó al lado de Abinader.
Abinader prometió un cambio, y lo centra en la transparencia, justicia independiente y el fin de la impunidad. De ser así, que Dios y el pueblo se lo reconozcan, y si no, que se lo tomen en cuenta.
Entonces al final, ambas cosas, felicitaciones y que Dios esté con el nuevo gobierno, para que transcurra y termine bien.