Celebramos la lucidez de pensamiento, valor y arrojo patriótico de un puñado de adelantados de su tiempo, de hombres que, junto a Gregorio Luperón y Santiago Rodríguez emprendieron una campaña bélica contra los ejércitos de España, nación que había recolonizado la nación con ayuda del conservadurismo dominicano, luego de 17 años de su independencia.
Un sangriento capítulo que, afortunadamente, terminó con la victoria dominicana, y una república libre, soberana e independiente.
El país rinde hoy homenaje a un puñado de hombres que forjaron la fragua para que hoy disfrutemos de fuertes derechos cívicos e inalienables libertades individuales.
El valor y la determinación política de Gregorio Luperón surcan los siglos y nos retan hoy a emprender una nueva restauración, con voluntad. Un proceso que deben asumir las autoridades en tiempos tan convulsos, con una alta criminalidad en las calles, con el auge del narcotráfico. Situación que nos lleva a recordar al patricio Juan Pablo Duarte cuando dijo: “El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico…o no tendremos patria”.
