Apenas iniciaba su gobierno, y sin el más mínimo cuidado por los estándares de comportamiento en el mundo de la diplomacia y las relaciones entre los pueblos, el presidente Luis Abinader se destapó con una cadena de ataques y agresiones contra la Nación y el pueblo chino, prohibiendo la inversión del gigante asiático en lo que definía como "áreas estratégicas" de la economía nacional.
Fue tan duro y poco táctico con el trato a un país con el que tenemos relaciones diplomáticas y que es una realidad global con una economía ascendente y que está a la vanguardia del crecimiento y el desarrollo, a la que se debe tratar al menos con mucha prudencia y tacto.
No han pasado muchos meses de esas agresiones innecesarias, tan solo por ser complacientes y serviles ante el gobierno de Estados Unidos, y ya, en tan poco tiempo, ha sido la misma vida la que ha puesto al presente gobierno a tragarse todo el atropello gratuito vertido contra la China de Mao Tse Tung.
Para librar con posibilidades de éxitos la guerra contra el Coronavirus, enemigo principal y mortífero que ataca al pueblo dominicano, el presidente Luis Abinader ha contado con un aliado principal, que no se llama Estados Unidos de América, sino China Continental, al contrario Estados Unidos ha sido el gran ausente.
Los chinos enviaron después del pueblo de La India, el primer gran lote de vacunas, específicamente 768 mil vacunas, y ya en camino en ruta desde China a República Dominicana, se encamina 1 millón de vacunas anti Covid-19.
Eso es lo que cuenta en esta hora de muerte y amenaza a la vida de los dominicanos.
Si el presidente dominicano se equivocó al principio con su agresión al pueblo chino, lo que se impone ahora es una dosis de humildad y patriotismo, presentando sus excusas formales ante las autoridades y pueblo chino.
El pueblo dominicano debe sentir gratitud y respeto ante ese pueblo ubicado del otro lado del mapa y que sin su solidaridad la pandemia sería la gran vencedora de esta batalla.
Mi gratitud como dominicano al pueblo y gobierno de China Continental.