La educación primitiva, selvática y machista que recibe "el macho" dominicano desde los primeros años de vida, lo prepara para no aceptar la independencia y progreso de la mujer y lo predispone a una autoestima muy baja al estar ligado culturalmente su orgullo al dominio sobre la "hembra".
Ante esto, hay una hembra que "no está cogiendo corte" y está viviendo con una mayor libertad que ayer.
En tanto hay hombres que persisten en esa forma tribal de asumir la relación hombre-mujer.
Esta cultura explica la ola de muertes de mujeres a manos de hombres por causas pasionales.