En estos últimos días en que se ha encendido un rayo de esperanza con el inicio del proceso de vacunación contra el virus del Covid-19, mucha gente ha recibido con regocijo la grata sorpresa de que la entidad o institución donde mejor se ha realizado dicho proceso ha sido en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Algunos se han sorprendido de eso, pensando que el proceso iba a ser una vorágine de desorden, un caos total en la Universidad primada.
Pero los que han ido dando seguimiento a la UASD durante los últimos tres años saben que ese orden y organización mostrado durante el proceso de vacunación en la Primada de América no es algo casual ni momentáneo, sino que es el resultado de una serie de cambios y transformaciones que ha vivido la Universidad durante su actual administración.
Claro está, justo es reconocer la labor de los Decanos y Directores de escuelas que se han integrado de lleno a este proceso de vacunación, principalmente aquellos que en forma directa han organizado en sus Facultades operativos para inocular a la población en coordinación con el Ministerio de Salud, es decir, los decanos de Ciencias de la Salud, Dra. Rosel Fernández; de Economía, Prof. Alexis Martínez; de Ciencias, Prof. Radhamés Silverio; de Ciencias Jurídicas y Políticas, Prof. Bautista López y de Ingeniería y Arquitectura, Prof. Amparo Céspedes, así como el esfuerzo de los vicerrectores, del Secretario General, y otros funcionarios de la institución, unidos al cuerpo de seguridad, el equipo de protocolo y otras entidades universitarias.
La sorpresa ha sido grata porque la Universidad Primada en verdad ha impartido cátedras magistrales de organización, control, dirección, planificación, orden, higiene y lo más importante, de un trato humano y excelente para la población que ha acudido a sus centenarias instalaciones a recibir la vacunación.
Se ha respirado un orden y un respeto insuperables durante todos los días que se ha desarrollado el proceso. Los ambientes han sido acondicionados de forma acogedora y segura para la población.
Pero, además, muchas personas que nunca habían visitado el campus de la UASD en Santo Domingo se han asombrado de la higiene y el cuidado que allí imperan, el verdor y esmero de sus jardines y plazas, superando incluso a muchas otras instituciones tanto públicas como privadas que manejan muchos más recursos que la UASD, y eso es una muestra más de como la más antigua casa de altos estudios del nuevo mundo ha ido cambiando.
Igual panorama de orden, higiene y trato excelente se ha visto en los centros y recintos regionales de la Universidad en los que se ha efectuado vacunación, diseminados por toda la geografía nacional. No es que se haya resuelto o mejorado todo en la UASD porque aún queda bastante por hacer, pero cuando se hace un análisis prudente y serio, desprovisto de sectarismos y prejuicios, salta a la vista la gran diferencia de la UASD actual con lo que era hasta hace poco tiempo.
La razón fundamental de estos cambios positivos en la Universidad lo es sin dudas, la conducción firme, valiente, pulcra y capaz de su Rectora, la doctora Emma Polanco Melo, una dama ejemplar que se ha entregado en cuerpo y alma a la tarea de elevar la universidad a las más altas cumbres del mundo académico, incluso a riesgo de su propia salud y seguridad personal, avanzando sin temores con firmeza y fé en Dios, como mujer cristiana que es, en la toma de decisiones valientes que otros nunca se atrevieron a tomar.
Gracias a eso han quedado atrás los tiempos de desorden permanente, incumplimiento, descontrol y caos que hubo en otras épocas, rescatando la universidad su prestigio y credibilidad en la sociedad dominicana e incluso en el firmamento académico latinoamericano y caribeño. Es justicia reconocer el apoyo decisivo y firme que la inmensa mayoría del profesorado le ha dado a la Rectora para realizar esos cambios que benefician a toda la familia universitaria y a la sociedad dominicana.
Incluso el desarrollo del quehacer universitario y fundamentalmente del proceso de enseñanza-aprendizaje durante todo el tiempo que lleva la pandemia del Covid-19 ha sido otra de las sorpresas agradables que muchos se han llevado de la universidad, ya que mucha gente pensó que la universidad no iba a superar esa prueba tan difícil de pasar de un día para otro de un sistema educativo completamente presencial a otro completamente virtual.
Este ha sido uno de los aspectos donde la integración y colaboración abnegada del profesorado ha sido más determinante para que la Primada haya sorteado con éxito dicha prueba, unido claro está a una gestión que ha sabido llevar las riendas de la Universidad con firmeza, valor, capacidad y pulcritud, como lo ha sido la rectoría de esa distinguida maestra, la doctora Emma Polanco, y por eso hoy día la sociedad dominicana reconoce su gran trabajo al frente de la Universidad del pueblo.