El mundo de la Internet y las redes sociales nos permitió (nueva vez) acompañar al papa Francisco, mientras tronaba por equidad y justicia desde la Basílica San Pedro en el Vaticano.
Ante el abuso y la amenaza de los países capitalistas en el manejo y comercialización de las vacunas contra el Covid-19, su santidad el papá dijo:
Las vacunas "tienen que estar a disposición de todos", e hizo énfasis: deben ser "accesibles a los más vulnerables".
Y, como si fuera poco, el papa exclamo:
"No se puede esperar que los nacionalismo cerrados nos impidan vivir como la verdadera familia humana", y, propuso el pontífice:
Tenemos que "poner la ley del amor y la salud de la humanidad" por encima de "la ley del mercado y las patentes".
El papa contra atacó de nuevo diciendo:
"no podemos dejar que el virus del individualismo radical gane y nos deje indiferentes frente al sufrimiento de los otros hermanos".
Francisco aclaró, que: "en este tiempo las vacunas son luces de esperanzas" en este tiempo de "oscuridad e incertidumbre para todos".
Y dijo: "para que estas luces lleven esperanzas a todos, las vacunas deben estar al alcance de todos".
Al llegar el primer año de pandemia en el mundo se han contagiado de Covid-19 unos 79.4 millones de personas, de los cuales alrededor de 1.7 millones han fallecido, logrando unos 44.8 millones de seres humanos lograron recuperar su salud.
El grito del papa desde el Vaticano no es fortuito, es la preocupación por el criminal comportamiento del mundo capitalista, que concentran las vacunas en aquellos países que acumulan grandes volúmenes de dólares, en detrimento de los países del tercer mundo.
La situación hoy en el mundo no ha sido más calamitoso y bárbara por la seriedad, el desprendimiento y la solidaridad del pueblo chino, quien ha diversificado por todo el planeta las entregas y ventas de las vacunas.
Expresamos nuestro respeto y admiración por la actitud del gobierno chino, y, de igual manera, saludamos el valor puesto de manifiesto ante toda la humanidad por el padre Francisco.