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viernes, 9 de abril de 2021

OPINION: Un Estado perdedor

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Por Hidalgo Rocha Reyes

 Desde muy joven Augusto Moreta, casi en su adolescencia, ingreso al voluntariado de la Defensa Civil, por aquellos tiempos en que estos tenían que pedir en las calles, intersecciones y cruces para realizar obras en beneficios de la comunidad.

Banderas en manos, pidiendo “bolas” a camiones y guagua, se trasladaban a balnearios y playas a hacer sus labores de prevención y orientación para los vacacionistas y visitantes, así como para realizar sus entrenamientos de socorros y demás. Eran tiempo difíciles para Defensa Civil, sin recursos ni herramientas ni nada que ayudara a que estos muchachos hicieran su labor y,  solo la voluntad y su vocación de servicio, apoyado por algunas ayudas internacionales que esporádicamente aparecían,  lo llevaba cada día a dar lo mejor de sí.

Cuando se institucionalizo la Defensa Civil, con la llegada del Gral. Luna Paulino, a los directores provinciales, puesto al que llego Augusto Moreta después de mucha preparación y servicio, a estos a penas se le asigna un sueldito de 3 mil pesos para que se ayuden. Hoy, con un Defensa Civil más amueblada y después del Estado invertir en cursos, diplomados y talleres a nivel nacional e internacional, a los cuales envió a este, como preparación para su servicio, un cambio de gobierno lo lanza a las calles.  

La inversión en Augusto Moreta hecha por el Estado dominicano, por todos nosotros,  con el dinero del pueblo, al parecer de las nuevas autoridades, no tuvo sentido. Joven aun, con toda la preparación del mundo para servir a la Defensa Civil, a la región, al país, es desvinculado de esa institución de socorro y asistencia social ofertarle un espacio de asesoramiento u orientación a los nuevos incunbentes.

Pero esto no solo se da como se dio con Augusto Moreta. Nuestro Estado es un Estado perdedor por naturaleza. Beca estudiantes en las mejores universidades extranjeras, en aérea que supuestamente el país necesita de mano de obras calificadas y cuando nuestros muchachos terminan, tienen que andar folders en manos buscando donde ofrecer sus servicios porque el Estado que invirtió en ellos no le garantiza zona de ejecución de lo aprendido y/o aquellos que por obra de Dios logran ser empleados, en un cambio de administración, también son desvinculados sin importar cuanto nos haya costado su preparación.

Son miles los Augusto. Son miles los estudiantes becados en universidades de prestigio internacional que nuestro Estado ha enviado a tecnificarse y no son valorados ni conservado por la inversión que se realizo en ellos. Inversiones en Recursos Humanos que cualquier Estado de pensamiento institucional conservaría, menos la aldea quisqueyana donde a cualquiera por levantar una banderita o bailar en una tarima o por pagar peaje, pasan a dirigir instituciones. 

Pero de todo, lo más penoso es que seguirán siendo miles los Augusto, cuando lleguen los nuevos que dirijan, como estos, la cosa pública y sigamos pregúntanos, Porque somos un país tercermundista?