“Es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. De esa manera define la Organización Mundial de la Salud el concepto, para agregar: “la salud y la enfermedad son parte integral de la vida, del proceso biológico y de las interacciones medioambientales y sociales”.
De ahí se desprende, el amplio espectro de la salud en medio del cual el protagonista principal es el ser humano. Interactúa con otras disciplinas de la ciencia: agricultura, economía, sociología, demografía, entre otras. En ese sentido está establecido la salud no está enmarcada en el ámbito hospitalario, con mucho lo trasciende.
Es por ello que el primer nivel de la Atención Primaria es el hábitat del individuo y el escenario natural para la prevención y contención de las enfermedades, no el hospital.
Por lo tanto, es el área donde deben ir dirigidos en considerables proporciones los recursos sanitarios, de todos indoles, para implementar los programas de salubridad consignados en las políticas de salud del Estado.
Sin embargo, en República Dominicana, el grueso de los recursos de salubridad va en dirección al nivel de la atención hospitalaria, obviamente, en desmedro de la atención primaria, que es el espacio primordial por naturaleza donde transita mayoritariamente la población en aras de aliviar sus dolencias.
Aquí está la falla y la incongruencia de nuestro sistema de salud, en décadas, por ello el modelo de Atención Primaria en nuestro país opera deficitariamente en todos órdenes y no ha logrado contener la epidemia.
En consecuencia, han surgido rebrotes en los principales centros urbanos del país, a pesar del control significativo que alcanzó recientemente, puesto que a nuestro sistema sanitario carece de la estrategia epidemiológica eficaz para contener el mal que afecta los habitantes del país
Por eso, hoy día, observamos impregnados de horror los centros de salud del país abarrotados de personas afectado con la Covid-19 a tal extremo que se avizora en cierne del colapso del sistema.
Para finalizar es bueno destacar las ventajas que tienen las herramientas básicas de la atención primaria: aislamiento, cuarentena, cordón sanitario, entre otras como son el distanciamiento y las medidas básicas de higiene, que además de ser fácilmente aplicables previenen y reducen morbilidad y mortalidad.