(Periodista-ex diputado)
Por aquellos años que no recuerdo con exactitud, la admirada y siempre respetada, doctora Milagros Ortiz Bosch, importó la salvadora fórmula electoral denominada Ley de Lema, una especie de brebaje que evitaría la inminente división que el Partido Revolucionario Dominicano le era imposible sortear.
El aporte de la doctora Ortiz Bosch con su Ley de Lemas, era como una especie de curalo todo, de efecto inmediato y medicina preventiva, para el sistema de partido en la República Dominicana, aunque como es lógico suponer, y legítimo de su parte, su gran preocupación era superar la difícil situación interna que estremecía al PRD.
Después de un extendido debate nacional, que unos entendieron, otros se desentendieron y otros hasta se mofaron, la salvadora fórmula Ley de Lemas, de la que la doctora Ortiz Bosch se asió como hiedra a la pared, se fue esfumando, y yo hoy nadie recuerda de esa intento curativo de fórmula salvadora del mal secular del partidismo dominicana.
Segundo acto
La fidelidad partidaria, la unidad interna del partido y su mantenimiento en el poder cuando lo ha estado, con la excepción de su breve paso por el Partido de la Liberación Dominicana, ha sido una bandera izada en lo más alto por la doctora Ortiz Bosch.
De ahí que fiel a su coherencia ha plantado modificar el 50 más uno, para que un partido pueda ganar unas elecciones nacionales en primera vuelta, con lo que delata “una implícita revelación” de las dificultades que advierte tendría el Partido Revolucionario Moderno de mantenerse en el poder más allá del 2024.
Y es que la doctora Ortiz Boch está muy consciente de que al PRM se le hará muy difícil ganar las elecciones en la primera vuelta electoral del 24, y sabe que es la única oportunidad que tendría para retener el poder, por lo que en su bien intencionada elucubraciones repite la historia con otro argumento.
Esa bola de ensayo la bola de ensayo que lanzó la funcionaria demuestra que está grandemente preocupada por lo que le viene encima al PRM, y de ahí la estrategia “nada disimulada”, con la que busca viabilizar la reelección al presidente Luis Abinader.