Estoy enojado, al borde de la indignación y de un quille a nivel. ¿Saben por qué? Entre Hipólito Mejía y Lisandro Macarrulla tienen acorralado a Luis Abinader. Y ustedes dirán: pero coge tu pique con el Presidente y no con los otros.
Producto de acuerdos internos en el PRM entre Hipólito Mejía y Luis Abinader, este último, en caso de resultar electo debía nombrar cierta cantidad de partidarios del otro como funcionarios de rango ministerial además de muchos otros en posiciones subalternas. Hoy, se estima que Hipólito Mejía es dueño de aproximadamente el 40% de los cargos importantes.
¿En base a qué?. A ese acuerdo sustentado en la falsa creencia, convenientemente alentada por la vieja política, de que el PRM llevó a Luis a la Presidencia tras una campaña exitosa.
Falso de toda falsedad, como dicen en el campo. Luis ganó porque la sociedad civil, es decir, gente como nosotros, estaba jarta de Danilo Medina y él, Luis, era el único candidato con posibilidades de ganar. Pero su victoria la decidimos nosotros, no el PRM y ciertamente no Hipólito Mejía.
La hicimos y la decidimos no para reemplazar a Danilo por Luis, sino para salir del oprobio del PLD por un cambio de valores y de prácticas.
Cada vez que el Presidente ha estado al borde de destituir uno de esos ministros, Hipólito le hace un show, le mete presión y el ministro incompetente y además desleal porque sirve a otro, se queda en el puesto; es la reputación de Luis la que sufre y somos nosotros los que terminamos pagando la incompetencia y/o la corrupción.
Macarrulla
Con Macarrulla es diferente la forma, pero termina en el mismo contenido. El controla toda el área económica y financiera y representa indisimuladamente a los Vicini, la familia más rica, la más temida y también la más odiada del país.
Macarrulla ingresa al círculo de Luis Abinader por negocios, una coyuntura y dos razones. El dinero que los Vicini invirtieron en la campaña y el dinero que a través de Macarrulla tramitaron para que otros de similar estirpe aportaran.
Llega precedido del interés y creencia de que, gobernar con los empresarios le daría credibilidad y estabilidad al gobierno. En manos de Macarrulla y/o de su adláteres están las áreas de energía, combustibles, alianza público-privadas, fideicomisos, endeudamiento externo.
Mejía controla la política y los empleos, FFAA, Agricultura. . . Macarrulla controla el dinero grande. El presidente gobierna con lo que queda y entre los nombrados por el hay también mucho que decir, pero esa es otra historia. La de hoy es muy simple: o el Presidente rompe con ambos o termina en el zafacón.
El humor del país no está para seguir favoreciendo a las ricas elites insaciables que lo tienen todo y quieren más. La complejidad de la situación mundial y local tampoco está para poner el barco en manos de viejos políticos mañosos e ineptos, con frecuencia burros, mentirosos siempre, desleales por costumbre.
Esa es la situación real del país y del gobierno. Ahora, díganme: ¿con quién peleamos, con quién me quillo, a quien le tiramos piedras?