El mal de nuestros tiempos: los rumores y las especulaciones adquieren, en el imaginario colectivo, la categoría de verdad irrefutable.
Hay que crear el hábito de validar las informaciones que uno recibe de cualquier fuente que sea.
El tamiz o punto de apoyo final son los hechos, pues la verdad es aquella que se reduce a lo evidente, a lo inmediatamente captado por nuestros sentidos.
Todo lo otro es ”teoría”, contemplación, palabras o aire transformado en sonido.