Temprano en la mañana de este domingo visitamos la clínica donde está interno Ñego Soler, sentía que me necesitaba como tantas veces, que existía una urgencia más alta que aquella que se presentó cuando yo estudiaba en la universidad, lo ingresaron, operaron en el Oncológico y yo era su salvación como diría él más tarde.
Sentía que ahora estaba más en juego su vida y que podía ser importante mi presencia.
Me inscribí de primero para entrar a la visita en intensivo, aunque estaban su esposa Lili, sus hermanos Luis y Marga. Entré, lo saludé, toqué y pregunté ¿quién soy yo? Y me respondió: “Mi Papá”, le pedí abrir los ojos, los abrió y estaban ensangrentados, respiraba auxiliado por oxígeno colocado en su boca y nariz.
Pregunté a la doctora el estado del paciente, me respondió que estaba mejor de la presión, pero que estaba mal de los riñones y que en los últimos días no le han podido hacer la diálisis por falta de un catéter, que no tenían los suplidores, lo que me preocupó en extremo, pues si no funcionan los riñones y no hay diálisis el paciente puede morir, no hay que ser médico para saber eso.
Salí y encendí la alarma en los presentes, llame a su hermana Belgia Soler para que llame la doctora y para que se integre a la búsqueda del catéter que podía ayudar a preservar la vida de Ñego.
La segunda en pasar a visitar a Ñego en intensivo, fue su hermana Marga Casandra, salió triste y tensa, informando que había entrado en un estado de inconsciencia y que la doctora le dijo que era por falta de la diálisis, lo que aumentó la preocupación.
Llamé al diputado Dr.Moisés Ayala, a mi comadre Minolis para entrar en contacto con un centro de diálisis que colinda con mi oficina, todo en busca del catéter salva vida y de cualquier gestión que pueda ayudar con la urgencia que tenemos.
Me comuniqué con un médico amigo, que trabaja en la misma clínica, me dijo que los médicos que atienden a Ñego no pertenecen a la clínica, que van a ella y que cómo el paciente llegó allí, eso me preocupó más.
Volví a conversar con la doctora de turno, conseguí el teléfono de la doctora Mary Pérez, responsable del paciente, hablé con ella y me remitió al médico intensivista de turno. Hablé con él y se intensificaron los contactos tras el catéter salva vida.
Mientras tanto se hacían contactos con otros centros médicos más confiables y pedíamos el expediente necesario para el traslado cuando se produjeran las condiciones necesarias.
En ese momento salió un doctor y nos informó que apareció el catéter y que lo llevaban a la clínica, fue como regresar el alma al cuerpo.
Reiteramos que tras la diálisis y la mejoría que debería venir, se haría el traslado a otro centro de salud, esperando que Dios y los médicos sanen a Ñego, por eso les pido estar alertas, más de lo que han estado y que hagamos una amplia cadena de oración por la salud de Ñego Soler.