Santo Domingo.- Jimaní es una población fronteriza con Haití ubicada a 280 kilómetros de Santo Domingo, cuyo nivel de vida es uno de los más bajos de República Dominicana.
Aunque tiene una actividad comercial muy buena, debido a su relación con Haití, el desempleo es uno de los principales problemas del municipio cabecera de la provincia Independencia.
«Aquí hay muy poca fuente de empleos, se vive del comercio con Haití, porque muchos haitianos cruzan y compran mercancías que vendemos a bajo costos de este lado de la frontera», dijo un vendedor de frutas que se identificó como José.
En el municipio, de unos once mil 400 habitantes, llueve muy poco y se observa un ambiente forestal similar al del lado haitiano, donde la falta de árboles es bastante pobre, por no decir nula.
Es una panorámica parecida a la que se observa en los reportajes del «Cuerno de África», tanto en el lado haitiano como en el dominicano.
En Jimaní está el lago Azuei (en francés étang Saumâtre, o embalse salobre), el cual es compartido con Haití. Es un embalse poco profundo, donde se observan algunas especies de aves como el flamenco y la garza azul.
En el lado haitiano del lago está la ciudad de Fonds Parisien (fondo parisino), una villa rica en miseria, que se observa desde una colina dominicana, donde está instalado un puesto de vigilancia del Ejército dominicano.
Los lugareños están acostumbrados a las dificultades de la vida, ya que allí nacieron y crecieron, aunque admiten que los servicios de salud y educación carecen de calidad.
«Para una persona hacerse un estudio debe ir a Barahona y muchas veces a Santo Domingo (la capital) porque aquí no hay un hospital que valga la pena (que sirva), pero tampoco hay centros de formación para que los jóvenes puedan hacerse de una carrera», se quejó José.
Con relación al deporte, encontramos que se juega baloncesto y fútbol, pero en terrenos de mala calidad y con entrenadores sin especialización