Escuché hace poco un político decir que nadie puede construir el futuro echando a la basura la historia. Esa afirmación llamó mucho mi atención, pues hace años vengo indagando qué pasó con mi amada región Enriquillo y en especial con nuestra provincia Barahona, es grato escuchar cuantas figuras importantes del arte y la cultura había parido esta linda tierra, figuras como María Montez, Casandra Damiron y Ramón Oviedo, figuras trascendentes de nuestra historia.
Conocer nuestra historia implica saber que contábamos con viajes nacionales a través de Alas del Caribe, que teníamos cuatros cines o teatros, recordar que a nuestro muelle llegaban barcos con marines y que estos traían periódicos, los que en alguna medida aportaron a hacer de Barahona una ciudad culta. Así crecí, pues, escuchando la gran economía que generaba el café con la familia Melo, la azúcar de nuestro ingenio azucarero, incluso nos cuentan que la calle la Delicia era un lugar donde esos marines y turistas venían a pasar sus noches.
De todo esto solo me tocó ver cuando niño los destellos, eran los años 1985, recuerdo el barco Anastasis, recuerdo en alguna ocasión entrar de intruso y como niño inquieto al fin a una de las casas de la “Delicia”, en mis recuerdos de aquellos años aún permanecen el paso de algunas universidades como la Universidad Central del Este y la Universidad Federico Henríquez y Carvajal. Luego de eso esta región se friso, las familias que incidían de manera determinante en los procesos económicos y sociales ya no están, desde entonces fue como comenzar de nuevo.
Aquí estamos en pleno 2022 con una microeconomía que vive aún de la agricultura, del trabajo informal y del mercado haitiano. Aquí estamos a la espera de poder realizar una agenda de desarrollo qué a nuestro entender valore los siguientes ejes o pilares para el desarrollo: la seguridad ciudadana como eje fundamental de la coexistencia humana, la educación en toda su extensión (uno de los puntos principales que provoca tanta migración), la salud (logrando que mejoren atraeríamos mucha gente), mejora y creación de nuevos servicios (la nueva economía y con ella empleos).
Es bueno destacar que, hasta que no tengamos nuevos hoteles, bares, discotecas y restaurantes, es iluso pensar en turismo de mayor escala, por lo que luchar para que nos devuelvan el aeropuerto sería una lucha pendiente para cuando creemos las condiciones, porque en este caso no es como dicen las matemáticas que “el orden de los factores no alteran el producto,” aquí sí que lo altera, pues tuvimos el aeropuerto parado y sin dolientes por más de veinte años, siendo este el motor de la activación económica de la región, pero adivínenos “ los empresarios de la época” no hicieron lo acordado con el gobierno para crear las condiciones.
También está pendiente y es una solicitud que debe unir a todo barahonero, la construcción de una vez y por todas del muelle para cruceros. Vamos a estar orando a Dios para que nos ilumine y entendamos que si deseamos que nuestros ojos vean el desarrollo de la región debemos decir como dicta la bandera del hermano pueblo de Brasil “orden y progreso”, con esto no quiero decir que no somos el cuarto polo turístico, quiero dejar claro que, debe ser un crecimiento integral no solo turístico lo que generará el gran impacto económico.
Nuestra región y nuestra provincia necesitan de sus mejores hombres y mujeres para impulsar el desarrollo.