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sábado, 22 de abril de 2023

Día Mundial de la Propiedad Intelectual

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Por Víctor Eddy Mateo Vásquez

El 26 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Propiedad intelectual.

En esta ocasión, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) dedica la fecha a las mujeres inventoras. Resalta el arduo trabajo de las damas “de todas las regiones del mundo, quienes se enfrentan a importantes dificultades para acceder a los conocimientos, las capacidades, los recursos y el apoyo que necesitan parar prosperar”, señala el comunicado oficial de la OMPI.

El ámbito nacional, desnuda una realidad similar a la planteada. Hace falta que el Estado dominicano incentive la participación de la mujer dominicana en el desarrollo local de sus comunidades. Y es que no se entiende cómo en pleno siglo XXI, pese a tener un marco normativo adecuado y cómodo para tutelar derechos y garantías a favor de los dominicanos, las oficinas que se encargan de proteger los derechos de propiedad intelectual se encuentran centralizadas en la zona metropolitana y en una que otra localidad.

Por ejemplo, la región Sur no conoce a ONAPI ni a la ONDA. Normalmente, quien señala una debilidad tiende a ser mal visto. En mi caso, si es el precio que tengo que pagar por decir las cosas como entiendo que son, pues estoy dispuesto a eso y más. Aspiro a que, en algún momento, la dirección de una de las instituciones anteriormente citadas lleve capacitaciones a tantas mujeres y hombres, así como a los jóvenes, para que sirva de estímulo y sus esperanzas no queden rezagadas a más de lo mismo.

Como ya he sostenido en otros escritos, pese a que la Constitución dominicana desde 1854 abordó el tema de propiedad intelectual, se le ha reconocido al legislador del 26 de enero de 2010 haber establecido las condiciones para que hoy en día dicha área sea un derecho fundamental y, como tal, su avance sea progresivo, es decir, cada vez mejor en beneficio de los dominicanos. Pero, resulta que la situación actual es que Pedernales, Barahona, Baoruco, Independencia, Azua, Elías Piña, San Juan, Monte Cristi, entre otras provincias, por cierto, algunas de las más pobres de nuestro país, no conocen sus derechos en materia de propiedad intelectual.

Si constantemente se recuerda por distintos medios que somos un Estado social y democrático de derecho, ¿por qué no se educa al país en esa dirección? Apostar a ello es lo correcto. Para poder desarrollar los pueblos, sus artistas, dígase, artesanos, cantantes, compositores y pequeños comerciantes, así como, creadores de contenido de plataformas digitales y, profesionales de distintas áreas, deben conocer en qué consiste este tema primordial para el correcto desarrollo de la dignidad humana.

Finalmente, en tiempos de Inteligencia Artificial (IA), que un dominicano no conozca qué es y cuál es la función de una marca o de un nombre comercial, es grave. Hay que acercar las oficinas al interior del país. Debe existir una planificación gubernamental en la materia. De lo contrario, ¿de qué servirá entonces una estrategia en inteligencia artificial como anunció el Gobierno si la gente de a pie no conoce sus derechos de propiedad intelectual? ¿Cómo explicamos el fruto si no conocemos como se plantó el árbol?

¡Despertemos!