La dirigencia de los diferentes partidos que gravitan en el escenario político de la República Dominicana deben estar en consonancia con el sentir del pueblo a la hora de la selección de un candidato que no se vaya a someter al escrutinio interno de sus organizaciones.
No es posible a esta altura de juego, con tantas conquistas ganadas en el libre juego de la democracia y por experiencias negativas vividas del pasado reciente que los candidatos escogidos sean "traídos por los monos" a querer ganarse la simpatía del electorado "al vapor," de una determinada demarcación echando por la "borda" el trabajo realizado a través de los años por la dirigencia local de las diferentes organizaciones políticas con figuras populares que son conocedoras de las necesidades y por vía de consecuencia estarían llamadas a realizar una labor encomiable en sus comunidades ayudando así a motorizar su desarrollo.
Candidatos que sean tan barahoneros como el río birán y la "pluma de Fella" y que cuando estén en la glorieta del parque central sepan en qué dirección sale y se acuesta el sol.