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lunes, 24 de julio de 2023

El movimiento sindical dominicano, sus características.

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Por Águeda Ramírez de Rodríguez.

Como características del movimiento sindical dominicano, el Dr. Rafael Albuquerque señala las siguientes:
Debilidad.
Influencias.
Reivindicación o participación.
La característica considerada debilidad del movimiento sindical dominicano es atribuida por el Dr. Alburquerque al hecho de que la legislación no estimula a los trabajadores a afiliarse al sindicato, ya que con ser miembros nada ganan y, por el contrario, corren el riesgo de perder el puesto de trabajo. Numerosas causas explican este rasgo fundamental:
Un cierto individualismo, resultado del origen pequeño burgués de sus cuadros medios y bases que lo induce a la escisión y el fraccionamiento. 
El hostigamiento y, en ocasiones, la represión que los poderes públicos ejercieron hasta años recientes que liquidó organizaciones, impidió la constitución de otras y difundió el terror entre los trabajadores.
La represalia de los empresarios que resistieron la libertad sindical y amenazaron o ejercieron el desahucio en perjuicio de los que se animaban a organizarse.
Las propias normas del Derecho del trabajo, que hasta 1992 no ofrecieron protección adecuada a favor de los promotores y dirigentes del movimiento, y que todavía hoy limitan su crecimiento por la posibilidad de poner fin al contrato de trabajo sin alegar causa.
La prohibición legal de las cláusulas que obliguen a los empleadores a contratar o a preferir trabajadores organizados o la aplicación del convenio colectivo a todos los asalariados de la empresa, aunque no pertenezcan al sindicato.
La debilidad descrita se manifiesta en tres planos diferentes:
El número de afiliados es muy reducido en relación con la fuerza laboral ocupada pues, a pesar del gran número de organizaciones sindicales registradas en la Secretaría de Estado de Trabajo, gran número de ellas han desaparecido, amén de que el registro se encuentra contaminado, ya que, no obstante lo dispuesto por la ley que rige la materia, fue sostenible en el pasado otorgar registro a sindicatos de empleados públicos y a organizaciones de trabajadores independientes y, aunque el país carece de estadísticas confiables, se acepta que no más del diez por ciento de los asalariados se encuentran organizados en sindicatos, cifra que no revela verdadera adhesión a la organización, ya que muchos trabajadores que se afilian al sindicato, en la práctica no participan en las actividades de la agrupación, la cual no puede contar con las cotizaciones de sus miembros para sufragar sus gastos, situación que obliga al sindicato a recurrir a fuentes externas de financiamiento para sobrevivir.
La estructura de la organización: en el sindicalismo obrero dominicano sigue predominando el sindicato profesional de oficio. Hasta el 30 de junio del 2001, el 60.8 por ciento de los sindicatos registrados en la Secretaría de Estado de Trabajo eran de oficio, el 33 por ciento de empresas, y el 0.58 por ciento de ramas de actividad, y comenta el Dr. Alburquerque que, al parecer, la tendencia ha variado en favor del sindicalismo de empresas, con 93 sindicatos registrados entre 1996 y 2001, mientras los de ramas de actividad fueron 18 y los de oficios, 9.
El fraccionamiento del movimiento que persiste a pesar de los pronunciamientos reiterados en favor de la unidad y los esfuerzos desplegados por algunos de sus dirigentes, ya que, para el año de la publicación de la obra comentada, existían 211 federaciones y 8 confederaciones. De estas últimas, tres son mayoritarias: la Central de Trabajadores Unitaria (CTU), la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD) y la Confederación Autónoma Sindical Clasista, antes Confederación Autónoma Sindical Cristiana (ambas CASC), a las cuales debe agregarse la Central General de Trabajadores (CGT) la cual, aunque agrupa un número menor de sindicatos, en su organización y actividades es superior a las demás, las cuales tienen escasa presencia en la vida nacional.
Esas cuatro confederaciones coordinan y planifican sus actividades por conducto del llamado Consejo de la Unidad Sindical, el cual es presidido en rotación por cada una de ellas, instancia que ha permitido cierta estabilidad al movimiento.
La división es también es rasgo del sindicalismo empresarial: junto con la Confederación Patronal de la República Dominicana, la más antigua de las organizaciones del sector (1946), todas coordinadas por el Consejo Nacional de Empresas Privadas (CONEP), pueden mencionarse: 
Unión Nacional de Empleadores (UNE).
Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).
Asociación Dominicana de Zonas Francas (ADOZONA).
Asociación de Industriales de Herrera.
Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago.
Asociación Nacional de Hoteles, Bares y Restaurantes (ASONAHORES).