Mi madre, María Esther Matos de Mercedes, cariñosamente Titita o con más amor y respeto Doña Tita, partió esta tarde hacia un lugar ignoto en un viaje sin regreso.
Se fue en paz, casi al cumplir 102 años de una vida llena de alegrías y mucho amor, que esparció con dulzura en cientos y cientos de corazones fértiles donde echaron raíces y hoy la despiden con gratitud y profundo dolor.
Estamos con sus restos físicos en la funeraria El Ángel, de la calle Anacaona esq Apolinar Perdomo, en Barahona.
Y mañana a las 11 am la llevaremos a su morada eterna junto a Don Pérez, su eterno compañero de toda la vida, en el cementerio Américo Melo.
Descansa en dulce y querida madre.