Cada 4 años tenemos campaña política para elegir a los representantes de los municipios, del Congreso y a quien dirigirá los destinos de la Nación Dominicana, “El Presidente”.
Las personas que aspiran a cualquier cargo estatal le dan importancia al pueblo y a su gente mientras están en proselitismo. Visitan cada sector del Municipio al cual pertenecen, recorriendo sus calles, y abrazando a su gente y a todo el que se identifique con ellos.
Estos individuos, tanto los nuevos postulantes como los que quieren reelegirse en sus cargos, prometen villas y castillas. Trabajar por y para el pueblo y sus conciudadanos, legislar para mejorar las condiciones de vida de la comunidad, para que tengan una vida digna... y mucho ¡bla bla bla!
Cada 4 años, esas promesas continúan en teorías baratas, mucha espuma y poco chocolate, como se dice en buen dominicano, mientras la corrupción sigue su curso, de una manera tan natural, que ya las persona no presentan asombro alguno de todas las fechorías y actos dolosos que acontecen.
La oposición, como siempre, atacando al gobierno de turno, sin obtener resultados positivos que vayan a cambiar en el futuro si llegasen a dirigir los destinos de nuestro país, como ha ocurrido en los últimos años, donde hemos sido víctima de tantas promesas incumplidas, como por ejemplo: falta de agua potable, energía eléctrica, alimentos caros, inseguridad, y lo que más indignación nos trae, impunidad a los que cometen y siguen cometiendo actos de corrupción, que va en detrimento de una sociedad que ha estado sumergida por años, en un cada vez más profundo bache social.
El mismo juego de engaños cada 4 años. Los políticos juegan a querer conquistar con falsas promesas y mentiras a los votantes, y los votantes juegan a estar apoyando y respaldando para conseguir algunas migajas, o en el mejor de los casos, algún puesto el en Estado.
Lo mismo cada 4 años.La misma politiquería, los mismos ofrecimientos, el mismo discurso.
En conclusión, esto es más de lo mismo cada 4 años.
